Esta semana volvió Simón Pascal para retomar el proyecto plástico corporal que estamos desarrollando en conjunto con estudiantes de la zona. Ayer tuvimos el primer encuentro con estudiantes de segundo y tercero medio del Liceo de Los Vilos. En la mañana nos reunimos con la profesora de artes visuales Jessica Muñis, quien nos acogió con los brazos abiertos. Nos recibió en la entrada del liceo y nos llevó a su sala de artes para que conversaremos de la residencia. La sala estaba llena de materiales y con olor a pintura, se sentía un espacio vivo, donde muchas cosas se están creando y construyendo. Luego del intercambio de ideas y fechas, dejamos todo preparado para volver a la hora de almuerzo para comenzar con la creación colectiva.
Para este primer encuentro planificamos ejercicios colectivos que pudieran promover la confianza con nuestros cuerpos, el de los otros y con los materiales a utilizar. Fue una entretenida jornada de introducción al trabajo plástico corporal. Participaron los estudiantes del segundo medio, un curso entusiasta y curioso, de 16 niñas y 2 niños. Luego, realizamos los mismos ejercicios con el tercero medio, 5 niñas y 4 niños. Al comienzo nos costó un poco la conversación con ellos, estaban reticentes a compartir ideas y dialogar con nosotros ya que no nos conocíamos, pero con el primer ejercicio se entregaron y disfrutamos de cada momento. Los y las estudiantes, la profe Jessica, el profe Esteban quien es tallerista del liceo, Simón y yo, todos juntos nos sacamos los zapatos, las manos de los bolsillos y comenzamos a interactuar.
Partimos moviéndonos por la sala en diferentes direcciones y velocidades, para posteriormente sumarle abrazos cada vez que alguien se encontraba de frente con otra persona. Ya con el cuerpo activo y muchas risas sumadas, realizamos ejercicios de máxima confianza, dejarnos caer y que nuestra pareja nos sostuviera. Se escucharon más de algún grito, carcajadas y respiraciones agitadas. Luego, nos trasladamos al muro, en donde habíamos instalado un gran pliego de papel. Aquí, una persona dibujaba con su dedo en la espalda de otra y ella interpretaba los movimientos y los dibuja en el papel. Juntos creamos un muro de líneas, sentidos y movimientos. Por último, creamos un juego que lo nombramos “Completa la línea”. Cada participante graficaba en un papel un par de movimientos con un lápiz, luego la persona siguiente sigue sus movimientos y crea los propios. Al finalizar, creamos un gran juego de saltos, giros y posturas. Fue una tarde muy entretenida para todos, tuvimos la posibilidad de conocernos, generar confianza y crear en conjunto.
Mañana nos vamos a conocer la comunidad de la Escuela rural Las Vacas.