Hace un tiempo coordinamos la visita con el profesor de arqueología y artista visual Luis Briones, colaborador del proyecto de la página web Arte Rupestre Arica y Parinacota. Lo contactamos interesados en poder conocerlo y saber un poco más acerca de su trabajo de investigación y su opinión en relación a las pinturas rupestres de Socoroma, como también poder presentarle el proyecto y retroalimentarnos desde su perspectiva como arqueólogo y artista.
Finalmente pudo venir a visitarnos a Socoroma desde Pica junto a una colega escultora, ambxs muy curiosos y amables, querían saber acerca de nuestra experiencia en la residencia, las relaciones construidas con la comunidad y sobre las distintas expresiones artísticas del sector. Después de una larga conversa en que les contamos lo vivido en estos dos meses, partimos a Vizcachune, la cantera de piedra laja donde viven las vizcachas y un pequeño sitio arqueológico.
Después de almuerzo fuimos con don José, vecino de la comunidad, a conocer el Museo que está gestionando en un terreno personal. Nos contó sus ideas y nos mostró los objetos recopilados hasta ahora. Luego partimos a recorrer las pinturas rupestres junto al grupo de vecinas que participan del proyecto y don José, arriba el profesor dio sus impresiones acerca de los períodos, las formas, los colores y la utilización del espacio, todxs escuchaban atentxs. Posterior a eso, se generó una conversación muy orgánica donde Luis nos contaba acerca de sus experiencias en otros territorios, sus relaciones y la relevancia del quehacer artístico que se encuentran desarrollando las mujeres, sobre cómo el arte, puede tocar fibras más sensibles, espirituales, de conexión con los dioses y la relevancia de seguir creando acorde al contexto, a la época vivida. Esto nos hacía mucho sentido, ya que en varias conversaciones con las mujeres, algunas decían que no les salían sus dibujos como a los antiguos pero una vecina hacía el mismo hincapié: somos otras personas, por lo tanto, nuestros dibujos van a ser distintos y eso es bueno, no hay necesidad de imitar exactamente igual a los antiguos. Finalizamos la jornada con variadas reflexiones, donde las vecinas incluso hicieron corralitos chiquitos y una mini watia con piedritas en la tierra, como niñxs nos enfrentamos a re-conocer el territorio.