Hace unos días, AnaKaren llegó con la noticia de que las patillas de mimbre que había conseguido durante nuestra visita al cultivo de mimbreras en Chimbarongo, han comenzado a echar raíces para poder acompañarnos, en lo que esperamos sean innumerables años más.
Hoy por la mañana, mientras el camión de la economía, amanecía con la súper oferta de seis alcachofas por mil pesos, vimos llegar, cada una con su bolsita de compras, a las talentosas mujeres del taller de mimbre del profe Freddy. Las mismas que hace unos días veían por primera vez un sauce mimbre y se deslumbraban con las múltiples bondades y especificidades de esta Salix Viminalis, hoy se presentan ansiosas de experimentar con nuevos materiales y de integrar a su oficio nuevas prácticas y desafíos. Tal como no perdieron la oportunidad de llevar las alcachofas a sus hogares, la totora y las técnicas que desde las prácticas locales hemos propagado, se van junto con ellas, continuando la misión colaborativa que estas fibras vegetales han desencadenado.
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