El segundo Malón en la Casa fue una bella instancia de diálogo, reflexión, creación, esparcimiento y mucha música. Buscábamos propiciar un encuentro y fortalecimiento de vínculos entre la institución y las comunidades participantes. Los profesores y estudiantes del Centro de Estudios Musicales (CEM) fueron los encargados de la música, los participantes y finalmente los creadores del día. El CEM es una escuela de música municipal gratuita para la comunidad, en la cual asisten jóvenes y adultos. En el malón, participó un grupo juvenil de más de 10 músicos, y una pareja de profesores del Centro, Sebastián y Angy. Para la decoración, los estudiantes del Liceo nos prestaron algunos trabajos realizados en la clase de artes visuales durante el año. Llegaron tres estudiantes en la mañana para instalar los trabajos. Finalmente se quedaron más tiempo y se sumaron a los espacios de creación, los cuales fueron:
El grupo juvenil abrió el malón tocando música andina. Luego de su presentación, llenos de energía, participaron de las actividades creando intervenciones en el Centro Cultural. Escucharon y disfrutaron de la música de las otras bandas, comieron, y hasta ayudaron a apagar las luces del lugar. Este malón estuvo a cargo y fue para los jóvenes vileños, lo que creo tremendamente significativo considerando la constante queja de los habitantes de la falta de actividades y espacio para ellos. Quedamos todos contentos y agradecidos los unos de los otros, y entre todos logramos utilizar las artes como una herramienta vinculante y transformadora.
Además, los estimados Nicole y Efraín del colectivo Estudio Repisa, residencia de Punitaqui, vinieron a participar del malón y de la feria organizada por Servicio País (SP). Llegaron el viernes a las 2 de la tarde y se sumaron rápidamente al team decoración malón. También crearon un espacio para mostrar sus fanzines y proyectar su documental. Los chiquillos fueron un gran aporte y apoyo durante el día, la verdad lo pasamos muy bien. Tuvimos la oportunidad de conocernos mejor, escuchar nuevas ideas, sumar fuerzas durante el malón y filosofar sobre el significado del arte colaborativo. Al día siguiente participamos las dos residencias de la feria de SP, pudimos mostrar parte de lo que hemos estado realizando y conversar con mucha gente. Los espacio de creación siguieron vivos durante varias horas, hasta que el cansancio fue mayor y nos fuimos a la cooperativa de pescadores a comer mariscos.