Si tuviera que definir estos días en una palabra, diría contemplación. Han sido días de observar, escuchar y sentir, tanto a las personas como al entorno; y por supuesto, de adaptarse y atender el cotidiano.
Viernes. Pienso en cuán rápido se me pasaron estos días. Debe ser por las variadas actividades de esta semana. Esta oferta es poco usual en la Caleta y por eso Jeny -de la JV- me recomendó realizar el encuentro con la comunidad el día lunes 2. Una actividad importante para la difusión de este encuentro, es la intervención en el cerro. Les propuse al mismo grupo de pequeños con el que subimos en la visita a terreno, que interviniéramos las letras con algún dibujo que les pareciera representativo de la caleta. La decisión fluctuó entre el sol, los botes y los peces, estos últimos fueron los escogidos. Durante algunas tardes de esta semana, hemos diseñado, pintado y subimos en dos ocasiones -una para medir y otra para la instalación-. Los niños tienen disposición y muchas ganas, tantas, que durante una de las tardes, una vocecita gritaba mi nombre desde la entrada de la cabaña, era “el Nill” que venía a buscarme para comenzar
Una vez que instalamos nuestros diseños, bajamos el cerro. El caminar no fue rápido pues los niños encontraron muchos atractivos en el camino -parecía una expedición- huesos, piedras, el cadáver de una foca y un elemento de pesca -que se convirtió en una plataforma para saltar. Cuando llegamos, nos dimos cuenta de que a pesar de que medimos y las figuras se notan desde abajo, el tamaño no fue el adecuado para que se aprecien totalmente. Aun así, a los niños no les importa y manifiestan su alegría.
A partir de una foto de nuestra intervención, hice carteles para promocionar nuestro encuentro. Al verlo, a la gente le parece curioso y mira hacia el cerro.
Fui invitada a todas las actividades de esta semana. Ayer, durante la mañana y en la Escuela, se desarrolló el Primer Campeonato Rural Costero de Cueca Escolar, donde se sumaron niños de Caleta Chanavayita, Pisagua y Río Seco. Todo comenzó con una rogativa a la pachamama por un buen año y con el agradecimiento por esta instancia recreativa. Aprecio mucho estas invitaciones, en lo personal me parece que son una oportunidad para conocer las dinámicas de la comunidad, para participar con ella, acercarse y conocer más de su cultura -en mi caso, nunca le había tomado gran atención a la cueca nortina-. La competencia finalizó con la mayoría de los niños de Caleta San Marcos en segundo o tercer lugar, salvo Gabo, un niño boliviano que ganó el primer lugar en Cueca central. Esto de que ganen los visitantes parece no agradarle a algunos padres/apoderados y lo manifestaron en discusiones con sus pares de los otros lugares. Tensión.
Otras actividades que ha habido, son un Taller de género impartido por PRODEMU y una plaza ciudadana. Me parecieron oportunidades para conocer a las mujeres y a la comunidad en general de la Caleta, en un ambiente más distendido. Cuando terminó el taller, salimos y caminamos juntas, hablamos sobre la residencia y me comentaron algunas ideas que tienen, hicieron hincapié en el espíritu de superación que tiene la comunidad sanmarquina.
Creo que la mayoría del tiempo -muchas veces inconscientemente- he puesto atención a los sonidos de la localidad. El silencio que hay en la Caleta es constante y solo es interrumpido -y abruptamente- por algunos acontecimientos que ocurren con frecuencia semanal o quincenal, la bomba del camión municipal que rellena las torres de agua, el megáfono del vendedor del furgón que vende frutas/verduras, el camión que trae gas, la campana que llama los niños a la Escuela o el rugir del mar en las noches.