Con los niños decidimos darnos un descanso de las grabaciones de las películas de terror para hacer un día de comer papas fritas y bañarnos en el río, les dijimos que les pidieran permiso a sus papás para que los dejaran ir a nuestra casa a cocinar las papas fritas y después en la tarde nos bañaríamos en el río.
Entre todos pelamos las papas fritas, pusimos un parlante con música y los niños ponían sus canciones, casi todas reggaeton o música de tiktok, que por lo general nosotros no conocíamos ninguna. Después caminamos al río para bañarnos, fuimos a un lugar que ellos no conocían cerca de nuestra casa que es donde nosotros vamos siempre. En ese sector hay muchas cañas y está bien cerrado el río en algunas partes, fue en ese momento que comenzamos a imaginar situaciones hipotéticas, como que se aparecía una anaconda en la rio y nos atacaba. Dejamos llevarnos por la imaginación y sin darnos cuenta era como si estuviéramos en un programa de supervivencia al estilo “A prueba de todo”, esos que dan en el Discovery, la perrita negra se transformó en una pantera, el Camilo era un indígena no contactado y el Cesar con la Denisse unos exploradores. El Amaro sería un doctor británico experto en picaduras de araña y la Saily una niña salvaje que se crió por lobos. De esta forma en un rato tuvimos una nueva idea, los niños quieren hacer otra película pero nosotros no estamos seguros si por temas de tiempo alcanzaremos. De todas formas les dijimos que mañana nos juntaremos para hacer una anaconda de materiales reciclados.
Al otro día nos juntamos en la tarde con los niños, les dijimos que se consiguieron botellas de plásticos de 3 litros vacías, y nosotros por nuestra parte también nos conseguimos, teníamos muchas botellas y las comenzamos a unir, luego las envolvimos con bolsas de basura y las pintamos con spray de colores. Abrimos una botella para hacer la cara con la boca abierta y también le pegamos unos ojos grandes y blancos. El resultado fue una anaconda gorda y larga con cara feroz.