Esta semana apareció entre nuestras manos un deleite de técnica, tan simple como compleja a la vez. “¡Es muy fácil, es muy fácil!” repetían hoy las niñas del hogar de menores, seguido por: “me enrede, ¿Me ayuda?”. Me entretuve tanto como la señora Nury el pasado miércoles, al vernos enmudecidas y dominadas por el entrecruzado de totora. Remembranzas sacó cuando apareció entre las empanadas que compartíamos hoy con los socios de Ñuke Mapu. “¡Es como el tejido que se les hace al respaldo de las camas!”, “¿Ha visto como entrecruzan así mismo la cañaveral? ¡Oiga mire que lindo!, y la casa de mi papá estamos llenos de esto” Aplausos, por favor.