Luego de la inauguración de la exposición, trasladé mi punto fijo a la galería. He aprovechado de reencontrarme con los participantes que siguen viniendo, pero ahora con nuevos familiares y vecinos. Recordamos momentos, cruzamos rizas nerviosas por la despedida, nos damos las gracias sinceras y algunos abrazos. Siento que el tiempo pierde el ritmo habitual, llevó mucho tiempo, el clima cambió y el sol ya no se pone justo frente a mi casa, pero al mismo tiempo ha sido tan corto y con los participantes compartimos la impresión de que podríamos seguir haciendo tantas cosas juntos. Creo que es importante que esté aquí estos últimos días, dentro de la exposición, dentro del homenaje al proceso.
Como parte del proceso final organizamos con Carolina y Esteban visitas guiadas durante toda la semana para comunidades organizadas. Ayer vinieron muchos estudiantes del liceo a distintas horas. Felices recorrieron la exposición, tocaron todos los objetos antiguos pertenecientes a los trabajadores del ferrocarril, escucharon historias, reconocieron sus obras y se sacaron muchas fotos. Varios no habían podido venir para el día de la inauguración, por lo que fue un momento significativo, especialmente porque pudieron compartir su experiencia con compañeros de otros cursos. Hoy vinieron dos escuelas especiales, una de niños y otra de adultos. Para ellos creo que lo que más les llamó la atención, fue reconocer a familiares y vecinos en las fotografías y videos. Terminamos sentados al medio de la exposición mirando el trabajo artesanal que están realizando e intercambiando saberes.
También hoy es el día oficial de inauguración de despedidas y comilonas. La señora Eliana nos invitó con Carolina a tomar once a su casa con toda su familia. En la noche tengo despedida con los profesores del liceo y mañana con mis queridos amigos de la Casa de la Cultura. Estoy viviendo emociones intensas y mucho cariño, siento cómo lentamente me estoy yendo de Los Vilos, y como toda esta experiencia marcará un antes y un después en mi vida.