Ya llevamos varias reuniones del colectivo y la idea se ha ido modificando conforme vamos puliéndola.
El altar pagano es ahora una maqueta con la forma del territorio de Lonquimay en donde diferentes aspectos geográficos serán resaltados a partir de los materiales que alimentan los oficios ancestrales del pueblo: la lana, el cuero, la madera, el picoyo.
El volcán Lonquimay, las lagunas Galletué e Icalma, el río Bío-Bío, las araucarias.
Hemos decidido armar equipos de trabajo y cada uno de los miembros del colectivo se hará cargo de un área: Diseño y construcción del altar. Decoración del Altar. Conversación con las juntas de vecinos para que elijan a sus representantes. Dramaturgia de esas historias. Diseño del recorrido. Acto Final.
Hemos pensado que entre una estación y otra, deben ir ocurriendo diferentes acciones que inviten a la reflexión y la participación de las personas que siguen la procesión.
Una limpia por ejemplo, que vaya purificando de alguna manera esos espacios que no han funcionado para la comunicación. Una refundación de las sedes de las juntas de vecinos para que pasen a llamarse centros comunitarios. El rescate de personajes emblemáticos del pueblo, proyectados en las calles y que sus voces resuenen durante el recorrido.
Estamos pensando en la duración de esta gran acción y en que es mucho trabajo por delante. Es un proyecto casi tan ambicioso como el inicial, sin embargo es mucho más realizable.