BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Amplificando caudales Quilleco, Biobío - 2018 Residente: Carolina Opazo
Publicado: 12 de enero de 2019
Acción catutera

Llegó el gran día, la señora Ana no pudo participar, tenía que trabajar, pero nos dejó un pebre en una gran fuente. Don Pedro, Natacha y yo preparamos los aderezos en la terraza de don Pedro, pico ardiendo, chancho en piedra, y otras variedades de salsas, mientras tanto, Felipe, Álvaro, Oscar, David y el hijo de don Pedro implementaron el espacio. Fue una jornada de trabajo previo muy provechosa. A las 18 hrs. teníamos casi todo listo, de a poco fueron llegando los vecinos, dos de las Hebras de Quilleco, la señora Rebeca Durán (cantora de Quilleco), la señora Lidia Barruetos (poeta de Ramadillas), la señora Raquel Barrera (cantora de Los Ángeles, nacida en Quilleco), Germán, Felipe Bascur con su familia y amigos, la señora Otilia, la señora Felisa y muchos vecinos de todas las edades. La señora Otilia con la señora Felisa se sentaron en la cabecera de la mesa a tomar mate y comer los catutos. Don Pedro fue el anfitrión por excelencia, preparó un pico ardiendo y le ofreció a todo el mundo durante toda la jornada, seguro todos los vecinos lo probaron. Felipe Bascur atendió a todos sus amigos.

Amenizamos el encuentro con música y poesía, Álvaro Espinoza fue el animador (Director de Medio Ambiente de Concepción, invitado con la finalidad de conocer el paisaje natural de Quilleco y afianzar las redes en relación a las proyecciones medioambientales del municipio de Quilleco, propósito de Germán).

Finalmente cerramos con las palabras de Germán. Todos los vecinos estaban muy felices, fue una actividad muy sencilla, pero muy cariñosa, todos decían que esperaban que se repitiera, en tanto los incentivé a que la continuaran desarrollando, que solo se requiere organizarse y trabajar en conjunto.

Los vecinos que iban quedando aun en la calle, comenzaron a guardar catutos para llevarles a sus hijos y nietos para que los conozcan. El nieto de don Pedro, Matías, comenzó a hacer catutos con la piedra, y mientras todo se desarmaba y guardaba, él no paraba de hacer catutos.

Pasado las 9 de la noche, nos despedimos y nos fuimos a descansar.

« Ir a residencia