BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Amplificando caudales Quilleco, Biobío - 2018 Residente: Carolina Opazo
Publicado: 26 de diciembre de 2018
La laguna

En medio de fechas complejas para el trabajo con la comunidad, nos fuimos con Felipe a conocer la laguna grande del Pedregal a la que no alcanzamos a llegar cuando recién comenzamos la residencia. Hace unos días una señora de una ferretería de Quilleco me comentó que antiguamente su padre trataba de arrear los animales para que se bañaran en la laguna y que estos siempre le hicieron el quite, que era imposible, ella lo asocia con que ese espacio tiene algo especial, podría ser el NgenKo de la laguna.

Para llegar a la laguna, nos fuimos por un camino de tierra entre medio del bosque de pinos, ubicado atrás de la Población San Lorencito. Me llamó la atención que en el bosque no se encontrara el sonido de ni una sola ave ni insecto, solo había un sonido espectral de potencia plana, el llamado ruido blanco, producido en este caso por el movimiento de las hojas de los árboles con el viento, nada más.  Un poco antes de llegar, pasó un jeep en dirección a la laguna, a los pocos minutos llegamos y encontramos al jeep dentro de la laguna en uno de sus extremos con una mujer que a pocos metros le tomaba fotos al hombre mientras jeepeaba al interior de la laguna, menos mal no estuvieron más de 15 minutos en el lugar y se fueron. La presencia del jeep influyó aún más en que toda nuestra pasantía por la laguna (alrededor de dos horas) fuese en absoluto silencio, no hicimos más que escuchar y mirar, además de registros sonoros y fotográficos.

Al regreso, volvimos por el pedregal encontrándonos con los lugares que antes habíamos conocido, las pequeñas lagunas de a poco comienzan en esta fecha a secarse, y se transforman en micro-humedales.

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