Estaba en la casa ordenando cuando la Sandra me manda un mensaje que algunos niños están jugando en su casa, si podía ir a sacarle fotos y compartir con ellos.
Llegué con la cámara y me encontré con Valentín (hijo de Sandra) Cristopher y Matías, estaban haciendo unas bases para jugar a la guerra, entre que armaban y se ordenaban, posaban con sus armas de juguete y en sus bases para que les hiciera fotos, después de estar jugando un rato empezaron a hacerse base para cada uno. Después de un rato de estar jugando a la guerra, empezaron a pillarse. Después de estar un rato sacando fotos y grabando videos se me llenó la memoria de la cámara, volví a la casa a buscar otra, saqué la tarjeta y encontré unas cartas de Clash royale que venden en la calle, que el Diego me había regalado, y las llevé por si servían de algo.
Cuando vuelvo de la casa, estaban jugando a las peleas, uno contra uno, los seguí mirando y sacando fotos un rato, de repente se empezaron empujar más fuerte, a picar entre ellos, y me daba cosa que se empezaran a pegar más fuerte, dejé la cámara y quise calmarlos pero no me pescaron, fue cuando me acordé del sobre de cartas que me había regalado Diego, así que lo abrí y los llamé para darles dos cartas a cada uno, llegaron altiro, se calmaron, eligieron sus cartas y empezaron a inventar un juego con las cartas que les di, se les ocurrió empezar a sacar cartas al azar y sumar los ataques para ver quien ganaba, así pasaron harto rato hasta que llamaron a Cristopher para entrarse, el Matías y el Valentín siguieron inventando juegos con las cartas, sumando diferentes harto rato, hasta que se entraron todos.
Fue bacán ver como toda ese energía que tenían, con la que se empujaban y jugaban a la guerra, la usaron para empezar a inventar un juego sin violencia, empezando a sumar y restar, me di cuenta que al final solo falta incentivarlos a hacer otras cosas, pintar y dibujar como lo hicimos la otra vez.