Es sábado por la mañana, hace algunos días atrás, quedamos con algunos jóvenes de la comunidad para ir a conocer el cerro Nenquén que se ubica al final de un largo camino de tierra. Muchos de los relatos que hemos recopilado se vinculan con este cerro, al que, a pesar de pertenecer a privados, se puede tener acceso sin mayores contratiempos.
Nos levantamos temprano (la gente nos aconseja llegar tipo 7:00 am) y preparamos el desayuno para poder compartir en la primera parada en el cerro. Es la hora de caza y búsqueda de alimento para las aves del lugar. Nuestra intención es fotografiar y registrar la flora y fauna del cerro, planeando utilizarlas más adelante en un posible material gráfico. Cuando comenzamos a subir, caigo en cuenta que el cerro está casi por completo destinado a la producción de uva, la que posteriormente se procesa para hacer vino, en su mayoría para exportar fuera del país. Esto modificó el paisaje, dejando muy poca vegetación nativa de la zona, lo que nos llama profundamente la atención, ya que a ratos se vislumbran grandes árboles que entregan sombra fresca, llenos de aves que anidan e insectos que polinizan, evidenciando lo que alguna vez fue un diverso ecosistema. A medida que continuamos subiendo, el cerro Nenquén nos regala unas vistas panorámicas increíbles del valle de Colchagua.
Intentamos llegar al lugar más alto, donde se ubica un mirador. Estando ahí, disfrutamos de la vista y la brisa, de variadas aves que pasan de un árbol a otro, hay un ave negra en particular que llama la atención, surca el aire haciendo círculos, no sabemos qué ave es, y los jóvenes que nos acompañan tampoco. Es realmente impresionante ver como extiende sus alas, como va de un lado a otro, es imponente y queremos una buena foto. Esperamos por horas la oportunidad que nunca llega, aún así alimenta la vista y el espíritu, la imagen es fascinante, este instante de silencio en que contenemos el aire, en el que queremos detener ese segundo por medio de una foto, un dibujo, un frase, de ser fiel a la realidad, tener la capacidad de transmitir esta sensación… no lo logramos, pero ahí está todo, cada uno de los elementos formando un espectáculo, el cerro, la altura, el aire, los árboles, esta magnífica ave de rapiña en busca de alimento y nosotros como espectadores…