En los últimos días hemos avanzado en paralelo organizando los encuentros con la comunidad en la Casa Escuela Violeta Parra y en CAD de Digna Rosa. Por un lado trabajaremos con mujeres adultas y adultas mayores, y por otro, con niñes. Nos motiva mucho trabajar con estos dos grupos de vecinos ya que sus aportes y opiniones en la comunidad son sistemáticamente ignorados y ninguneados, desperdiciando su fortaleza, sabiduría y creatividad.
Nuestra llegada a la población Digna Rosa coincide con un proceso de reestructuración de las actividades que la agrupación El Clan ofrece a los niñes locales. Surgió de la agrupación la idea de incluir nuestro proyecto como parte de su nueva programación de manera de aprovechar a los niñes que ya participan en sus talleres. Además, la lógica de los talleres del El Clan es similar a lo que buscamos nosotras. Es decir, la ‘técnica’ a aprender en el taller -en nuestro caso pintura en cerámica para murales- es la excusa para encontrarse y reflexionar, un momento y espacio de colaboración entre distintas personas en torno al territorio cotidiano, la población Digna Rosa, buscando realizar una intervención visible que hable de quienes lo habitan. La palabra ‘taller’ implica compromiso y trabajo semanal, siendo eso lo interesante de presentarlo de esta forma, ya que en realidad el contenido, las actividades y objetivos van a depender en gran medida de la opinión e intereses de los niños y niñas que quieran participar.
A partir de esto, compartimos con los miembros del Clan algunas ideas sobre el proyecto mismo y los diferentes espacios que podríamos intervenir con arte. Un espacio que ya había sido conversado para intervenir era un muro que da a la Plaza del Encuentro. Este espacio, el de la plaza, es particularmente significativo para la agrupación ya que ahí comenzó, por la defensa de esa plaza para los niños y niñas. A partir de eso comenzamos a imaginar carnavales, malones, convivencias con los vecinos a modo de apropiarse de ese espacio, que hasta hace poco había estado en conflicto por los feriantes que se instalan dos días de la semana ahí.
Otro espacio que también estábamos conversando es el mismo CAD, o el CEDEP, por la importancia de su historia para la población, y porque actualmente constituye un punto neurálgico para niñes, jóvenes y adultos.
En estos días hemos conversado también de otros aspectos del proyecto. Beatriz aceptó ser la agente en el barrio del proyecto, lo cual nos facilita bastante el trabajo ya que conoce a todos los vecinos de la población, especialmente a les niñes. Por otro lado, conversamos de metodologías para trabajar con les niñes con Beatriz y Sergio, teniendo en cuenta su experiencia. Nos preguntamos de que manera podemos construir una relación de confianza y respeto en la que podamos compartir de manera horizontal las experiencias y opiniones con los niños.