BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Otras memorias de la madera en Neltume Panguipulli - Neltume - Museo de la Memoria de Neltume, Los Ríos - 2018 Residente: Colectivo Catrileo+Carrión
Publicado: 31 de octubre de 2018
Conocernos a través de la palabra cariñosa, tornarla colectiva

Comenzamos a habitar el espacio del segundo piso del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume como un lugar que nos da cobijo, y en el que durante nuestra residencia iremos reuniéndonos periódicamente con diversas lamngen y personas que se sientan convocadas a participar de esta instancia de colaboración e intercambio de conocimientos sobre el telar mapuche, que optamos por nombrar como trafkin kimün witral.

Desde este procedimiento es que esbozamos nuestro trabajo colaborativo, haciéndonos las preguntas por cuáles son los límites entre estas instancias de trafkin kimün witral y un taller de tejido. Ante esa disyuntiva hemos platicado muchísimo con diversas personas en el pueblo para ir socializando las distintas nociones que se tienen sobre la colaboración, para construir o articular un espacio donde podamos conocernos, reunirnos, compartir experiencias y memorias individuales, para tornarlas colectivas. Así el desafío nos parece tremendo a ratos, porque tenemos infiltrada en nuestra cabeza la forma tradicional de hacer un taller expositivo, donde se produce una jerarquía implícita entre la persona que enseña y la que aprende, pero creemos que para desviarnos de la mera transmisión de conocimientos, es necesario darse los tiempos de conocernos, de conversar, romper el hielo del procedimiento expositivo para abrirnos a explorar otras metodologías, las que sean por descubrimiento, las que impliquen dejar de situarnos en la verticalidad de la palabra autoritaria.

Qué difícil puede resultar esto, es cierto, pero vale la pena intentarlo, así nuestro trabajo colaborativo puede tomar sentido, pero por sobre todo que no se convierta en un trasvasije de conocimientos, para luego irnos. ¿Cómo construimos este trafkin kimün? Dándonos el tiempo de habitar la casa, sentarnos, esperar que lleguen las convocadas a participar y darnos el tiempo de conocernos y explicar qué queremos construir en conjunto. De este modo pasamos los miércoles en el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, habitando la casa, haciendo cordones mientras esperamos a las mujeres que lleguen a la convocatoria que realizamos. Mientras esperábamos, trenzamos cordones que vamos a compartir la próxima semana como primera dinámica de co-construcción de relatos, memorias y tejido.

Durante la mañana llegaron varias mujeres interesadas en participar de esta experiencia, muchas se sintieron convocadas porque escucharon a Constanza y Manuel por la radio local invitándolas a formar parte de esta comunidad de tejedoras que estamos construyendo. Otras se enteraron por redes sociales o por el boca a boca. Nos motiva tanto ver que vienen de distintas localidades cercanas a Neltume para conocernos y saber de qué trata esto. Entre mates y conversaciones con cada una de ellas, nos fuimos presentando y contando de dónde venimos, cómo llegamos a este lugar. Fuimos de a poco rompiendo la barrera de la desconfianza para abrirnos a conocernos y a sumarse a esta invitación. Surgió entonces la idea de hacer dos grupos: uno en las mañanas donde varias lamngen viajarán en grupo desde Puerto Fuy para reunirse con nosotrxs a tejer, y otras por la tarde porque les acomodaba más este otro horario debido a labores domésticas y responsabilidades laborales. Así, de a poco han llegado, y nos han manifestado que anhelaban una instancia así. Muchas ya habían participado de los talleres que se hacen en el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, sobre la memoria a través de la confección de muñecas que rescatan los oficios del Complejo Forestal Maderero Panguipulli (COFOMAP), por lo que entre ellas se conocen o han compartido recuerdos y memorias. Nos emocionan todas las conversaciones que se hilarán durante los días miércoles, haciendo de la casa nuestra ruka para construirnos un tiempo de compartir con ellas en torno al tejido, al witral.

Llegaron varias durante el día con las que nos sorprendimos de la potencia en sus recuerdos y conocimiento que tienen. Habitar este espacio para darle la temperatura que nos acogerá por varios miércoles tejiendo, entrelazando la palabra cariñosa (lo que nos gusta decirle poyewün nütramkan), haciéndonos memoria colectiva en los puntos en común y en las diferencias, así este trafkin kimün es también una instancia de reciprocidad. ¿Cómo hacer recíproca esta experiencia? ¿Cómo construir metodologías de colaboración situadas? ¿Cómo traficarnos memorias para arrojarnos colectivamente a nombrarnos ngerewirinkafe, es decir, tejedoras y escritoras? Porque en la palabra que nos compartimos, emerge el soplo cariñoso, la memoria trabajada sensiblemente en el contacto con las hebras que iremos urdiendo y tramando.

Nuestros tejidos son también escrituras que develan la sensibilidad de nuestras experiencias, de nuestros dedos digitando la lana para tramar los dibujos y símbolos que lograremos tejer. La invitación ya está hecha, muchas sin duda son o serán ngerewirinkafe, tejedoras y escritoras de sus memorias, donde podremos construir un espacio donde la reciprocidad esté de la mano con la palabra compartida. ¿Por qué nos tomamos la palabra para hacerla cariñosa? Porque creemos que en el poyewün nütramkan se puede construir otro mundo posible donde podamos hacerle frente a las diversas violencias de género, raciales y de clase, que todavía existen en tantos lugares, tan naturalizados en lo cotidiano, y que han silenciado las mismas historias y memorias de las mujeres en la oficialidad de la Historia, siempre escrita por los hombres y sus relatos heroicos.

Esa es la invitación, nos sentimos cómodxs trabajando desde esta manera, generando puentes entre personas que viven cerca pero que no necesariamente se conocen en profundidad. Así, espacios de poyewün nütramkan resultan urgentes de levantar, para tramar nuestras memorias y potencias, para un porvenir entretejido entre todas.

Luego de esta jornada intensa, Jaqueline y Ana nos invitaron a cocinar. Hicimos entre todxs un almuerzo en el que disfrutamos mucho, nos fuimos conociendo más. Nosotros trajimos un jugo, verduras y una ensalada, y en el Museo Jaqueline nos cocinó una deliciosa trucha de la zona. Agradecidxs de la rica comida, nos fuimos a casa caminando entre el bosque que está al centro del pueblo. Anhelamos el próximo miércoles, donde comenzaremos estas intensas jornadas de trafkin kimün.

Bitácora de la residencia
« Ir a residencia