Cuando los tiempos nos cierran los caminos tenemos que acudir a nuestra creatividad para reforzar el proceso de residencia, los vecinos que colaboran siempre muy atentos y contentos, también tienen compromisos y también tienen hora en el consultorio, cuidan a sus nietos, reuniones sociales, en fin, el cotidiano se hace presente en esta semana. Son pocas las acciones que podemos realizar.
Nos dejamos llevar por la contemplación del espacio natural, del espacio social, del espacio en el cual estamos habitando, la observación y la escucha pasa a ser parte esencial de nuestro proceso de trabajo, hoy nos permitimos estudiar, pensar. Semana de reflexión entorno a este proceso.
Nacen preguntas, nacen dudas ¿cuál es el valor del arte?, ¿el arte tiene valor? El Morro tiene una configuración social compleja entre familias que siempre han habitado y familias que emigran a estos sectores desde Santiago, el hacinamiento, la falta de condiciones básicas para habitar, como agua y electricidad en algunas viviendas, el tráfico de drogas, el alcoholismo, son parte de este cotidiano, que no se puede ocultar y que busca ser visualizado y solucionado.
Cómo aportar desde esta Residencia de Arte Colaborativo a esta comunidad sin ser asistencialista es nuestra principal inquietud, cómo hacer arte colaborativo, cuando los vecinos están tan concentrados en solucionar su cotidianeidad, que es tan frágil y delicada, que se puede romper en el momento menos pensado y de la cual estamos siendo parte cada día que habitamos el sector EL Morro en Lota.