Dos días bajo el sol y con un viento fuertísimo estuvimos con la Gloria, nuestra vecina más próxima, armando la exposición en la Sala de Danza. Yo pensaba que con 10 personas asistentes al evento iba a ser un éxito. Sin embargo llegaron el doble, incluso la señora Angélica y la señora Luisa, del cerro de al lado. Compartimos unos choripanes, unos guitarreos, lecturas de poesía. Los niños usaron la estructura de la muestra como laberinto. En fin, fue un día redondo.
Dos semanas después de la inauguración, tomamos once donde Gloria y Gyan. Llegó el Nelson y conversamos del día del evento, los tres estaban muy contentos de cómo había sido todo, nos contaron que durante 5 días estuvieron dándose ideas de eventos y actividades para volver a generar comunidad con los vecinos. Dos semanas después del evento, me enteré que hace dos años que no se juntaban como comunidad en una actividad cultural. Dos años que la gente del cerro de al lado no había cruzado a compartir.
Saber eso nos dio nueva energía, le dio sentido a lo que estábamos haciendo. Solo el hecho de haber juntado a los vecinos es un triunfo y el comienzo de trabajos en conjunto.