Sintetizaré en esta entrada así como lo he hecho en otras, varias acciones que he ido desarrollando durante esta semana y la semana anterior en torno a la producción de la Acción catutera. En primer lugar nos sentamos con Felipe a analizar minuciosamente todas las necesidades y lo que ya tenemos al alcance para la producción, nuestros colaboradores, los aportes del municipio, las compras, los espacios de trabajo, la implementación. Este ejercicio ya lo habíamos realizado antes, ahora estamos en el momento de ir zanjando y asegurando que todo está ok. Germán delegó esta vez la colaboración de la Municipalidad a Jhon, Encargado de Cultura, Jhon me confirmó que todo está pedido.
En este último período he visitado constantemente la calle Los Perros, como parte de la investigación, vinculación y producción, he estado reconociendo el espacio, intentando nutrir la Acción catutera a través del caminar, y conociendo a sus vecinos para contar con sus confianzas. Dentro de esto, volví a visitar a la Señora Otilia y a la Señora Ana para ver la posibilidad de realizar algunos catutos antes en su casa, de modo que ya hubiesen cuando la gente comience a llegar al encuentro. Ellas me recibieron nuevamente con mucho cariño, ahí no puedo negarme a nada de lo que me ofrecen, realmente el cariño es desbordante. Ambas están muy motivadas con la Acción catutera, me mostraron todos los implementos que tienen a disposición y que nos pueden servir para la actividad, ollones, sartenes, entre otras cosas. La señora Ana que tiene mucho talento para la producción, me ordenó con todas las necesidades para el encuentro, me indicó dónde comprar más barato, los tiempos de los procesos de producción del evento, las cantidades para el catuto y los aderezos, entre otras cosas. También visité a don Pedro, mi amigo de la huerta, quiere hacer malaya para comer con los catutos, y unas ensaladas aparte, ya pensó en la decoración del plato, en realidad don Pedro quiere hacer su propio plato, y me parece que no interrumpe para nada el ejercicio de los catutos. Busqué por todo Los Ángeles la famosa malaya, y solo encontré cortes pequeños, Felipe buscó en Concepción y le pasó lo mismo. Regresé donde don Pedro y le conté que fue imposible encontrarla, que mejor preparara un aderezo para los catutos, me dijo que no, que el plato de él era la malaya, pero que podía ser el asistente de cocina en la preparación de los aderezos.
Entre medio llamé a dos cantoras que participarán, entre ellas la señora Raquel Barrera y a una poeta de Ramadillas, la señora Lidia Barruetos. Gestioné además la locomoción para que las Hebras de Pejerrey y los integrantes de la junta vecinal de Ramadillas asistan a la acción.
Una semana de ir y venir, de la casa al pueblo, del pueblo a la casa, de la casa a Los Ángeles, de Los Ángeles a la casa, y de la casa a buscar señal telefónica para coordinar, y así. Recorrí toda la comuna de Quilleco buscando trigo, finalmente compré en Los Ángeles. Antiguamente Quilleco además de recibir la denominación de pueblo catutero, recibía la de pueblo triguero. En todo esto, el servicio de vehículo que me ha facilitado el municipio ha sido clave.