Hoy estoy muy contenta, tuve una jornada de encuentro y trabajo muy linda con las Hebras de Quilleco, estaba invitada la agrupación de jóvenes pero lamentablemente no pudieron llegar, sin embargo nuestra alegría de compartir y aprender llenó todos los espacios.
Como mencioné en una entrada anterior, visitamos con las Hebras de Quilleco los ríos Cañicura y Cañileo la semana pasada buscando un punto de confluencia entre el proyecto y el quehacer de ellas como tejedoras alrededor de los ríos. Las hebras siempre hablan de de los procesos que llevan a cabo para finalizar en un tejido, un telar, un mural o en un objeto de fieltro, en tanto no paran de reflexionar sobre la vida. En esto, el teñido de la lana las enorgullece porque es un descubrimiento continuo para ellas, cada planta, cada musgo, cada situación es una nueva posibilidad de tono. Por lo mismo, les propuse descubrir colores para sus lanas alrededor del río. La primera etapa es lavar la lana, y hoy nos dedicamos a ello.
Las Hebras solo lavan la lana en el río en el verano, durante el resto de las épocas del año lo hacen en sus casas. Entonces, como estamos en primavera, les pregunté si querían que nos reuniéramos a lavar lana en alguna de sus casas o en la mía, como les gusta mucho salir y conocer lugares nuevos optaron por mi casa. Las esperé con Felipe y Óscar (ambos dedicados a la producción editorial, y me están colaborando en este proyecto). Felipe asumió atenderlas, cocinarles y servirles, además de preparar el fuego para calentar el agua para el lavado de lana. Oscar fotografió el proceso y de forma muy profesional a cada una de ellas. Yo en tanto, me sumí en sus mundos J. Estaba presente también Jhon, Encargado de Cultura.
Me enseñaron que existen distintas formas de lavar la lana, algunas de ellas lo hacen de un modo y otras de otro, lo comparten y aprenden juntas. Esta vez comenzamos limpiándola sobre el pasto, después sobre una carretilla de plástico lavamos la parte más limpia con agua fría, le dimos dos lavados, y luego a la parte más sucia alrededor de cuatro lavados, era un ovillo de alrededor de 5kg., venía tal como se las habían entregado después de la esquila. Una vez hecho esto, lavamos el conjunto con agua semicaliente, y lo pusimos a secar sobre unas piedras que están al lado de mi casa, allí dejaré la lana hasta mañana, con el sol que hay ya estará seca. El próximo 14 de diciembre iremos de excursión al río Cañicura a teñirla.
Antes de lavar y después de lavar, siempre alrededor de la mesa conversando, tejiendo, yo no tejo, pero admiro con que afán lo hacen ellas. Mientras las escucho, les hago preguntas, hoy les pregunté sobre el sentido que ven en este proyecto, volvimos a conversar sobre lo metafórico que es el tejido, incluso en nuestra conexión, ¿cómo se teje el territorio?; ¿cómo se tejen los ríos?; ¿cómo se teje la relación de ellas con los ríos, con el conocimiento ancestral, con las nuevas tecnologías?…