Ayer me reuní en Los Ángeles con David, presidente de las organizaciones de jóvenes (Colectivo Sin Nombre, PSL Bikers y Ponte Bio), él trabaja durante todos los días no feriados en esta ciudad. Así como él, varios integrantes de la agrupación trabajan o están por estudios en otros lugares fuera de Quilleco. Le solicité una reunión para hacerme un panorama de las disposiciones de tiempo que poseen y que me colabore con la convocatoria a las actividades. En el territorio están solo Alex disponible los días miércoles y fin de semanas, Gonzalo que depende de la salud de sus padres y Camila que tiene su celular con problemas. Con Alex el lunes pasado hicimos un recorrido por el Río Quilleco desde la PSL (Población San Lorencito), luego desapareció, tuvo problemas con su celular, con Gonzalo nos reunimos el día viernes pasado, conocimos a sus padres, su huerta y su taller donde elabora cuchillos y hachas con materiales reciclados.
Acotando, los integrantes más factibles para desarrollar una continuidad en el trabajo son Alex y Gonzalo, pudiendo sumar al resto en actividades específicas. Nos reunimos hoy en mi casa. Como habíamos acordado, la actividad era desarrollar cartografías de los ríos para identificar puntos específicos de intervención. Revisamos algunas posibilidades de lugares y formas de intervenirlos, pero no quisieron hacer la cartografía. En cambio sí más les interesa hacer la identificación en los espacios in situ. Para ellos el Piedregal y el borde del Río Quilleco desde la PSL son un refugio natural significativo, están pensando y trabajando en relación a la recuperación y habilitación de estos, allí varios sectores son propiedad de privados, sin embargo son suyos en un sentido presencial y experiencial, una de las pocas reservas naturales cercanas al pueblo. Alex nos comenta sobre un tronco hueco que encontró en el borde del río y que nos podría servir para amplificar el río.
Entonces emprendimos la búsqueda. Antes pasamos a conocer a la mamá de Alex e invitarla a la próxima actividad con las Hebras de Quilleco, además de preguntarle cómo se hacían antiguamente los catutos, y qué recordaba de la historia de esto en Quilleco, especialmente en relación a la Calle los perros del pueblo, al borde del río, lugar donde habían vivido. Esto último porque hemos pensado en hacer una acción catutera sonora en este espacio, en relación al relato que me comentó German: hace ya algunas décadas cuando se pobló Quilleco, llegaron varias familias mapuches a vivir en el borde del río, este sector se entendió como un sitio marginal donde habían muchos perros, por eso el nombre, y allí durante la noche las familias hacían catutos moliendo el trigo con grandes piedras, como es un sector bajo, el sonido de la molienda subía y se escuchaba en todo el pueblo.
Luego de esto, tomamos las bicicletas en busca del tronco hueco, pasamos por dos posas largas de agua que había dejado la lluvia, me recomendaron acelerar para no quedar pegada en el fango, las pasé, y venía una tercera: corta, profunda y más encajonada, fue imposible acelerar y caí, me levanté con la mitad del cuerpo embarrado, la grabadora de audio, mi bitácora y el celular mojados (poco prevenida los cargaba en un bolso de genero), los guardé en uno de mis bolsillos que no se mojó y continuamos la ruta, una cuarta posa, arriesgando todo o nada, logré cruzarla, al fin ya estábamos entre el bosque espeso, haciendo paso con las bicicletas levantadas sobre una rueda al suelo entre quilas y zarzamora. A poco avanzar Alex identificó el tronco, no había uno sino dos, eran largos y angostos, huecos por dentro y con hoyos de pájaro carpintero: la flauta, aunque están un poco podridos. Todo es un experimento. Pensamos en cómo con estos podríamos amplificar el río, cómo y dónde ubicarlos, cómo secarlos, y cómo se podrían mantener en el tiempo. Los ubicamos en un sector despejado con luz para que se sequen. Continuamos explorando, identificando la ruta a habilitar alrededor del río y dónde sería más interesante por sonoridad colocar nuestros amplificadores. Avanzando por el territorio se nos ocurrieron muchas ideas y planificamos nuestras siguientes acciones, advirtiéndome que debía registrarlas para que no se nos olviden.
Regresando a casa, por cada posa había un punto para evadirla.
Antes de despedirnos, Alex me comenta el arte no debe ser sedentario.
El río continúa su flujo…