Con nuestros colaboradores de la casa-escuela Violeta Parra, ya estamos más afiatados, aunque hemos perdido a varios. Si bien la participación ha bajado a lo largo de diciembre, ahora al menos estamos seguras de quienes están participando activamente y se ha generado algo de más confianza en el grupo. Se unió definitivamente Justin, el chico haitiano que se incorporó recientemente y conocimos un poco más de él. Su familia es de Haití pero él viene de Francia. Vive hace un año y medio en Santiago, y le gusta Chile en general.
Un ventaja de esta forma de colaboración, es que mientras cada une trabaja en lo suyo, vamos conversando y conociéndonos sin la presión de una “reunión” más oficial. Todes han empezado a contar sus opiniones de la comuna, y también de la vida en general, con mucha confianza. Si bien, a veces lo que dice une no le gusta a otres, podemos decir respetuosamente que no nos parece y que es lo que opinamos. Creo que esto ha sido especialmente valioso respecto a temas de género, ya que algunes son más conservadores y otros más progresistas, pero ha quedado claro que el sentido común patriarcal, es UNA visión de la sociedad y no la única o la manera correcta de vivir. Esto ha potenciado el empoderamiento de las mujeres participantes, y pienso que nos ha hecho reflexionar a todos sobre como quisiéramos que fueran las relaciones mujer-hombre en nuestra comunidad.
En cuanto a nuestro trabajo artístico, ya trazamos el diseño de calles de la comuna sobre las baldosas. Comenzamos a pintar las ‘calles’ del mapa. Algunes pintaban, otras delineaban y otras iban corrigiendo. Finalmente, logramos avanzar una cantidad significativa pero no todo el mural. Nos dimos cuenta que va a significar harto trabajo, son 200 baldosas pintadas, pero confiamos en que durante enero llegarán nuevas personas o se reincorporarán quienes dejaron de venir por los eventos de fin de año. De todas formas, es una alegría que el mural ya este materializándose.