¿Cómo describir El Salto? Un pueblo que parece sacado de una ficción, donde las personas se llaman de una forma pero les dicen de otra, como la señora María Angélica, más conocida como Pilar, o Luis conocido como Nano, o el zorro nos dirá el Jano. Un pueblo que tiene una historia que data de hace dos siglos atrás, cuando el terreno era parte de la Hacienda de Almahue, tierra que aún mantiene sus huellas, en espacios como el silo pero también en sus tradiciones. Un pueblo con más agrupaciones que personas, aunque resulte extraño sólo pensarlo. Un pueblo con memoria y que no quiere dejar de contarla: los paseos a la poza, las fiestas en la cancha, los carros alegóricos y los bailes que enseñaba la profesora Victoria, los picnics en la cruz y las películas de vaqueros en la noche. Las sirenas que sonaban a las 6 de la mañana llamando a los trabajadores, las galletas y porotos que entregaban al terminar la jornada y el sacrificio de toda una vida de trabajo duro en el campo. Ahí empieza nuestra verdadera tarea, hilar estos relatos para que cobijen a las próximas generaciones.
Texto de Florencia Dupont, imágenes e ilustraciones de Paloma Diaz, artistas colaboradoras de la residencia.