BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: Otras memorias de la madera en Neltume Panguipulli - Neltume - Museo de la Memoria de Neltume, Los Ríos - 2018 Residente: Colectivo Catrileo+Carrión
Publicado: 4 de diciembre de 2018
Encuentro de Residencias de Arte Colaborativo de la Región de los Ríos

Veníamos preparando, conversando e imaginando el encuentro de hace más de dos semanas junto a las lamngen con quienes hemos estado tejiendo y compartiendo en la búsqueda de una comunidad de tejedoras. Como dueños de casa, según lo indicado por Sergio Cerda, nos hicimos cargo de la programación y de la propuesta metodológica del encuentro. Durante las semanas previas nos escribimos correos con las otras residencias para coordinar la llegada, los horarios y las actividades. Decidimos colectivamente que cada residencia y sus comunidades iban a proponer una actividad para reflexionar sobre la colaboración en torno a la memoria personal/colectiva. Nosotrxs decidimos que una buena idea sería compartir algunos cordones que ya hemos dominado entre todxs, y así enseñar y compartir este conocimiento andino sencillo pero profundo con las personas que nos vendrían a visitar a Neltume.

Llegó el cuatro de diciembre y gran mayoría de las tejedoras llegaron muy entusiasmadas esa mañana. El día estaba hermoso, con mucho sol y una brisa fresca. Pusimos entre todxs las sillas en el exterior del Museo y comenzamos a hacer madejas de lana pequeñas para compartir lana con lxs visitantes y así poder entablar una relación práctica para romper el hielo y comenzar a entrelazar memorias territoriales a través de la creación en parejas de un cordón madre.

Yanette, miembro del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume y participante de la comunidad de tejedorasque hemos construido, dio la bienvenida, explicando el contexto histórico-político del Museo, así como dando luces de cómo iba a ser la jornada de todo el día. Posterior a esta presentación, las tejedoras de Neltume tomaron la palabra espontáneamente para indicar que querían enseñarles un cordón madre a todo quien quisiera aprender en ese momento, el único requisito era que se debía trabajar en parejas y las parejas debían ser de distintos territorios. Así las lamngen fueron apoyándose y conociéndose. Escuchábamos risas, gritos, carcajadas y también algunas lágrimas de emoción. Mientras una torcía hacia la derecha, la otra lamngen torcía hacia la izquierda. Así en esa torsión aparece un encuentro que cuando se extrema hace que las hebras torcidas se recojan, se haga un “cototo”. Ese cototo es señal que el cordón madre está listo. Ahí, hay que mirarse, negociar, pues una de ambas tiene que soltar el cordón mientras la otra lo mantiene fijo. Esto hace que el cordón salte, y se enrede en sí mismo, como una torsión auto-reflexiva en la lana. Luego solo basta acariciar el cordón hasta que quede derecho, con el enredo de lanas ordenada en una verticalidad de múltiples hebras unidas en una torsión específica: la tensión del giro que se hizo entre esas dos tejedoras, que es irrepetible, es un encuentro único que deja el cordón como escritura de aquello que pasó.

Así estuvimos una hora, conversando, torciendo lana, riendo y jugando. Rápidamente se desarmaron los grupos territoriales y estábamos todxs enredadxs y mezcladxs. Ya al cumplirse la hora de trabajo nos volvimos a sentar para conversar. Las lamngen de Mehuín, en su mayoría tejedoras, expresaron su agradecimiento, compartiendo sus conocimientos de witral, sus procesos de revitalización y autodeterminación como mujeres mapuche, cuidadoras del agua, de las semillas, del alimento, de la dignidad, del lawen, de la tierra. Í las visitantes de Crucero expresaron su interés en las prácticas textiles, compartiendo sus experiencias desde la localidad que habitan, y expresando su agradecimiento por la comida, la actividad y la disposición.

Luego de esta primera actividad nos desplazamos en grupos por el Museo, donde Yanette fue haciendo visitas guiadas a diferentes grupos, apoyada por nosotrxs y otras integrantes del Museo. Pudimos escuchar relatos de desaparición y de ejecución política, momento que sirvió también para sensibilizarnos, para seguir conversando en las dos actividades posteriores que se realizaron.

A las 14:00 nos dirigimos a almorzar todxs juntxs. Fue un momento de relajo y de recuperar fuerzas para seguir compartiendo. La tarde pasó muy rápido. Volvimos a trabajar a la sede del Sindicato de Trabajadores, que queda al frente del Museo, pues habíamos pedido la sede la semana anterior sabiendo que el espacio interior del Museo se nos haría muy pequeño. En la sede pudimos sentarnos más cómodamente, para comenzar un trabajo que se articuló muy bien respecto a la primera instancia. El Colectivo Caja de Cartón propuso un trabajo de reflexión y conversación en torno a preguntas sencillas sobre el territorio. Fue así un paso reflexivo que profundizó en ciertas hebras y nociones que fueron apareciendo previamente, pero que gracias a la pauta entregada se pudo generar un asentamiento de estas reflexiones. En nuestro caso, nos sirvió para reforzar el ejercicio de memoria que hemos estado realizando al interior de la comunidad de tejedoras.

Luego, los residentes de Crucero propusieron un ejercicio rápido de construcción de una edición para archivar elementos personales. Un ejercicio complejo pero que resultó muy bien, pues todxs lograron hacer un cuadernillo donde lograron anotar, pegar o dibujar los elementos que andaban trayendo en sus billeteras o carteras, que de alguna forma definen quién es cada unx. En ambas actividades primó el respeto, la cordialidad y la alegría, sin perder el norte reflexivo, pues a todxs se nos pidió compartir o hablar por grupos para compartir nuestras reflexiones. En ese sentido, los conflictos territoriales con las empresas extractivistas, la expresión constante de un aparato policial estatal violento, y las heridas socio-históricas coloniales, dictatoriales, patriarcales, fueron los tres elementos que asomaron cada vez que se nos pidió compartir nuestras experiencias territoriales de vida, como residentes así como locatarios.

Se fueron los buses cerca de las 18:00 de la tarde. Nosotrxs agotadxs de tanto estímulo, pero felices de lograr haber trabajado con cerca de 90 personas, y de haber podido compartir con queridxs compañerxs como el Colectivo Caja de Cartón, a quien agradecemos por su compromiso y por facilitarnos algunas de las fotografías de registro que compartimos en esta bitácora.

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