Hace tiempo que hemos observado el Puente Los Maquis, cómo este aparece de día y cómo desaparece de noche, sus formas y colores. Cómo imponente marca un hito en la entrada camino a Nenquén y como está presente en el inconsciente colectivo de la comunidad.
Lo hemos encontrado en distintos relatos de niñez, de jóvenes y ancianos que alguna vez de niños se sentaron a mirar cómo pasaba el tren frente a sus casas o simplemente era el paseo y entretención para pasar el día.
Hemos visto cómo historias se conectan entre sí, entre los mismos vecinos, entre los niños, y en cómo el tren siempre ha formado parte de su historia.
Habíamos estado buscando por mucho tiempo obtener más información sobre el puente y el ramal, pues ha sido el punto de conexión entre los que habitan Nenquén y éstos con las demás comunidades aledañas. Una y otra vez , en algún relato, en alguna anécdota, vuelve como una brisa recuerdos que tocan el puente, al ramal y al tren. Pero entre bibliotecas, museos y entrevistas, poco aparecía. Hasta que una invitación de la Municipalidad de Palmilla a un lanzamiento de un libro en el Teatro de Palmilla, nos hizo encontrarnos con quien nunca pensamos encontrar: un profesor de historia que escribió junto a su padre un libro sobre la ruta del Ramal San Fernando a Pichilemu. Ellos son Juan Cornejo A. y Juan Cornejo T., quienes relatan de modo histórico la vida del tren en este tramo. Justo!!! y el puente aparece nuevamente… enfrentándonos a nosotros, ayudándonos a saber más información sobre él.
Entendemos entonces la importancia de lo que fue el antiguo ramal, no solo como medio de transporte, sino para la sociedad y las localidades cercanas a él. Pues se escriben historias, se ha grabado en sus cabezas recuerdos dulces de un momento de felicidad.
Un día fue el “tren borracho”, como se le hacía llamar en sus tiempos, el cual era el último en salir y tomado por todos aquellos que fueron jóvenes de Nenquén, luego unas buenas fiestas en Santa Cruz para luego bajar en Palmilla y retornar a sus casas en Nenquén.