El sistema de humedales de Putú ha sido un factor de unidad y organización para la comunidad. Hacia el año 2010, fueron ellos los que se movilizaron para impedir la instalación de una minera en el sector de las dunas, así putuganos y putuganas conformaron Adema, la Agrupación de defensa y conservación Maule Mataquito. Con el tiempo han sido ellos los que han trabajado mucho para que este ecosistema sea protegidos oficialmente y ya pronto recibirá su denominación de Santuario de la Naturaleza.
Por mientras, al lado del camino que pasa entre las paredes de los afloramientos de esquistos y el humedal, y que a veces se transforma en potreros inundados o vegas, se encuentra el mirador que ha construido Adema para observar las aves. Ahí, fascinados por cantos de pájaros y concentrados en las ilustraciones de las especies, podemos incluso olvidarnos del ruido de los camiones madereros, que toman con ligereza las cerradas curvas. Hoy estamos en el mirador por encargo de la señora Rana, encontrada en el patio de nuestra casa, ya media seca y con una pata destruida, pero parpadeante aún. La trajimos al “Santuario” entre latidos luego de que nos solicitara este último trámite, a ver si al menos moría comida por algún bicharraco, y no en un basurero mezclada con envases de quien sabe que porquería. Bajo la escalera del mirador, alguien descubre un extraño pelaje, el traje de animal que usó un ser de los bosques y humedales, al parecer de Quien fuera en vida un nervioso Quique (Galictis cuja) o hurón chileno…si señore/as! El hurón no es solo ese simpático esclavo de los coleccionistas de seres traficados, es también un habitante de los bosques y humedales de Putú, y si le ensucian sus aguas y se acaban sus ricos huevos de pato, se va a poner furioso, y a ver quién la paga las consecuencias.