Partimos nuestro recorrido del día de hoy visitando al taller de plantas medicinales. Al llegar se encontraban ocupadas resolviendo temas de la nueva sede que están construyendo, pero de todas formas nos recibieron. María Eliana y María José, madre e hija, han participado de algunas reuniones de los días miércoles y están motivadas en intervenir una fotografía cada una, aprovechamos de entregárselas, ambas habían escogido con anticipación la imagen: María José trabajará con una fotografía que le tomaron cuando era muy pequeña y María Eliana con una imagen de su padre.
Continuamos nuestro camino hacia la casa de Julia en el Salto Cerro. A Julia la conocimos la semana pasada en el boldo bendito. Nos comentó que no sale mucho del Salto Cerro, se enteró de lo que estamos haciendo y nos dejó invitadas a su casa para ver su colección de fotografías. Al llegar nos sentamos en la mesa de su cocina, sacó una cajita donde atesora sus imágenes y las fuimos revisando de a poco, todas muy bien guardadas en álbumes y muchas de ellas con la fecha escrita en la parte posterior. El cuidado con las que almacenadenota ese amor y valor por las imágenes, lo que produjo una conexión y complicidad inmediata que se da entre las personas que compartimos este aprecio por la fotografía.
Su colección nos asombró muchísimo, posee varias imágenes que escapan del ojo común, tal vez se deba a que su cuñado es fotógrafo, vive en Rancagua y se dedica a eso, cada vez que va de visita al Salto toma fotografías, muchas de ellas en serie. Además, los hijos de Julia también son aficionados a la fotografía, el mayor es dibujante, nos cuenta que vive fuera de Chile y que ha viajado por muchos lugares gracias a su profesión. José, su hijo menor de 17 años, se sienta a tomar once con nosotras, conversando nos cuenta que también le gusta tomar fotografías y hacer videos, hace unos años atrás participó de un taller en el canal de la municipalidad de Pichidegua, donde realizaron un documental sobre las ruedas de Larmahue, lamentablemente no tiene acceso a él, nos hubiese encantado poder verlo. José aprovechó de compartir con nosotras fotografías del Salto y su entorno, bellas capturas que realiza con su celular y que va almacenando en su computador.
Conocer a Julia y a su hijo fue como descubrir un tesoro en medio del cerro, una caja llena de imágenes de memorias e interpretaciones del Salto. Quedaron de asistir este miércoles a la reunión de la escuela, seguramente serán un gran aporte a esta construcción colectiva.