Dentro de nuestra idea de trabajar con los elementos naturales, se nos ocurrió experimentar en un taller de disfraces de súper héroes que confeccionarán los propios niños en base a los elementos. Les comentamos de la idea a algunos padres y niños y les pareció entretenido. Nos conseguimos la biblioteca Violeta Parra que queda en el comité Violeta Parra (el otro se llama Vista Hermosa), y fijamos el día sábado 18 a las 15:00 hrs. Contabilizamos al menos 6 niños que pensábamos irían fijo. El Cris, el Mati, el Jordan, el Valentín y su hermano Pascual, más los hijos de Jocelyn (vecina con almacén). El papá del Valentín, Nelson, le había confeccionado un traje con cajas de cartón, de hecho fue gracias a él que se nos ocurrió la idea. Nos sugirió unos lugares en donde podíamos encontrar de esas cajas, ya que era más fácil que comprarlo en alguna librería. Partimos al plan en busca de materiales. Lo primero fue ir a una librería a comprar pinturas y cosas por el estilo para decorar el traje. Papel volantín, cola fría, lentejuelas, escarcha, plumones, goma eva, pinceles, témperas, tijeras, masking tape, entre otros materiales, llenaron nuestras mochilas. La misión ahora era encontrar las cajas de cartón, y llevarlas hasta arriba. Preguntamos en varias distribuidoras y todas nos decían que recién había pasado la basura y se había llevado casi todo. Para no perder más tiempo, fuimos directo a los supermercados a pedir cajas. Al segundo intento dimos con una señora muy amable que nos regaló un carro lleno de cajas de todos los tamaños. Eran tantas que no las podíamos llevar todas. Hicimos un paquete y lo cargamos al hombro. Partimos a la toma, fue todo un desafío subir ese paquete. Por suerte ya habíamos comprado comida para tener en el taller, pues ya no nos cabía nada más. Llegó la hora del taller y estábamos instalados en la biblioteca con todos los materiales, pero pasaba la hora y no llegaba nadie. Solo estábamos nosotros, Iván (presidente del comité) y Jeanette (secretaria del comité). Ya eran las 4 y no llegaba nadie. Nos estábamos frustrando un poco, pues habíamos hecho un esfuerzo por recolectar los materiales. Entonces partimos a buscar niños a sus casas con la vecina Jeanette. Así fue que conocí por primera vez a Eric y sus dos hijos, quienes fueron los primeros en sumarse al taller. Damaris fue la tercera niña. Después llegó el Valentín con el Pascual. Luego llegó la Violeta, y finalmente unas vecinas con su bebé. De la nada teníamos la sala llena de materiales en el suelo y pintura por todos lados, la cosa estaba funcionando. Finalmente los dejamos en libertad de hacer el traje que ellos quisieran, y ahí echaron a correr la imaginación. En ayuda de sus padres y nosotros como tutores, los niños confeccionaron un Uber, un auto del Wanderers, una Robotina, una falda de la U, un hombre casa y un traje de “Súper Hijo”.
Así vamos aprendiendo las dinámicas del territorio y la complejidad de convocar a las personas a actividades, entendiendo las dificultades para trasladarse de un cerro al otro.
Diego.