Son las 3 de la tarde en Putú, hora programada para nuestro encuentro en la Plaza. Un viento tibio nos esperaba para hacernos creer que estábamos de paso por un tiempo pretérito, pero la gente no demoró en llegar y el movimiento nos devolvió al presente.
Junto con la ayuda de Don Gastón, unos de los antiguos macheros del pueblo, instalamos mesas, sillas y cables de electricidad. La llegada de los niños fue fundamental, ellos/as, atentos a los colores de los materiales, fueron los que trajeron -principalmente- a sus madres, algunas tejedoras o bordadoras las que se iban acercando tímidamente para participar. El encuentro transcurrió entre el reciclaje textil y la conversación que brotó entre quienes transitaban por la plaza, la gente que invitamos a través de la radio Humedales y algunos carteles, llevó sus ropas viejas para reutilizarlas en nuevas formas. Así, entre telas y conversaciones nos dimos cuenta que el rumor del Museo es cada vez más conocido y que hay voluntad de contar historias y entrelazar relatos; el del vecino y la señora de los quesos, el del poeta y la profesora de la escuela.
Fue un encuentro que nos permitió conocer a más putuganos y contarles en qué estamos y cómo seguimos en este proceso en que ya somos varios trabajando, que nos estamos reuniendo con los Amigos de Putú, con la gente de Coyanco, San Sebastián, Acevedo y Vaquería. Y así de a poquito seguimos armando entre todos una parte importante de la historia de Putú.