Durante agosto y septiembre estuvimos en varias ocasiones en la población Digna Rosa y en la Casa-Escuela Violeta Parra.Primero nos reunimos con Claudio Lillo, Encargado de Cultura de la Municipalidad de Cerro Navia y su equipo de trabajo. Comenzamos por una visita a la Casa-Escuela Violeta Parra, centro cultural que congrega a muchísimos vecinos de todas las edades por sus múltiples talleres artísticos. Luego fuimos a recorrer los puntos icónicos de la comuna, la plaza Violeta Parra y el hospital, por ejemplo. En una segunda visita, nos reunimos con los miembros de la agrupación El Clan, grupo familiar que realiza talleres artísticos para niños de la población Digna Rosa hace más de 10 años. Este grupo, liderado por Sergio y Beatriz, trabaja en diferentes disciplinas con los niños del sector -ballet, música, marionetas, manualidades-, montando una obra de teatro sobre la historia del barrio. Su objetivo es empoderar a los niños para que construyan una comunidad armoniosa, activa y organizada a futuro. En las primeras conversaciones con nuestras contrapartes de la Casa-Escuela y del colectivo El Clan, surgió la intensión de crear colectivamente algún tipo de intervención artística en la población Digna Rosa, en los puntos estratégicos para la comunidad. Por ejemplo, en la plaza de los encuentros, único punto verde del barrio, o en la junta de vecinos.
Nuestra mayor dificultad hasta ahora ha sido encontrar un lugar en arriendo para vivir y trabajar, ya que en la misma población Digna Rosa todas las casas y habitaciones disponibles se arriendan a inmigrantes por precios de $200.000 promedio por una pieza con baño compartido. En estas condiciones ha sido imposible encontrar a alguien dispuesto a arrendarnos a nosotras, y menos aún con boleta o factura. Por ahora le encargamos a nuestros colaboradores locales que nos avisen lo que vean.
Un evento muy hermoso que pudimos presenciar fue la obra de teatro de El Clan para este año. El mensaje que se repite una y otra vez es: “cuidemos la población” referido sobre todo a no botar basura y cuidar los árboles, haciendo énfasis en la infancia y cómo la calle podría ser un lugar seguro para jugar. Se escucharon comentarios favorables, al parecer la obra gustó mucho y despertó el recuerdo de las personas mayores. Finalmente se invitó a compartir un cóctel a la salida de la sala. Tomamos nota sobre la historia de la población y pudimos constatar el entusiasmo de parte de personas de múltiples edades y sobre todo de quienes componen El Clan.