Si bien durante todo este tiempo he estado en contacto con mi compañera y fundadora de la compañía, Pilar Ronderos, quien desde Santiago ha ido acompañando el proceso, tanto en la discusión de ideas, trabajo de mesa respecto del desarrollo de las diferentes fases del proyecto, y trabajando creativamente en los diferentes ensayos/error que hemos intentado, es muy distinto estar en el territorio. Es por esto que la llegada de Roberto Collío, quien es documentalista audiovisual, es una tremenda noticia.
Lo primero que hacemos es concretar la reunión en la escuela Bernardo Ñanco de El Naranjo. Vamos a la escuela y hacemos una invitación personalizada a los niños. Les explicamos de qué irá este laboratorio, les contamos que queremos trabajar con ellos porque nos parecieron muy motivados y con ganas de hacer cosas. La mayoría de los niños se inscribe y a partir de ahí empieza el largo proceso de llamar uno por uno a los padres, explicarles de que va todo esto, coordinar con un furgón para que pueda ir a buscar a los niños que viven más lejos, reunirlos a todos y traerlos al pueblo.
Finalmente se logra y al parecer tendremos un grupo de 11 niños, lo que es muchísimo para los estándares de participación que hay en la comuna.
Dentro de los mismos días en que llega Roberto, nos invitan a Icalma y aprovechamos. Acompañamos al Ballet Folklórico de Lonquimay a mostrar lo que será su presentación final.