Siguiendo la pista del cultivo local de la quinoa y los porotos, llegamos a conversar con un entendido de la localidad, Don Bertín, conocido por los vecinos como un hombre muy leído, encontramos en él informaciones sobre la antigua costumbre de cultivar quinoa y comerla, por ejemplo, con la cazuela. Además de los nombres y usos de los porotos más antiguos: el Azufrado (“archibueno”) y Ovalito, o el Sapito, Chillanejo, Aguaca (“para verdura”), y el más reciente Coscorrón. Don Bertín sembró hace poco poroto chillanejo, semillas que recuperó de la bodega de un tío difunto… “pero como era feo, no les gustaba, porque la gente se puso pituca, quieren el plato que sea blanco, y ese era del caldo colorado, muy sabroso po iñor, y ná que ver el color de la comida para el gusto!”.
Y de yapa, el hombre, sabio por vivido y observador, nos ilustra acerca de los mantos de mineral que sustentaron las antiguas, pequeñas pero nombradas, minas de Putú. Y como no va a saber de minerales, si dentro de la conversación salen historias del Alto Loa y los volcanes Miño, Lascar, incluso de Bolivia, donde el señor Bertín trabajó muchos años, buscándose la vida y la fortuna, como muchos maulinos y putuganos.