Julia llegó a la reunión de este miércoles con dos fotografías más intervenidas, esta vez imágenes de su archivo, ha resultado ser una de las más entusiastas en relación al tema del bordado. En una de las imágenes aparece ella junto a su mamá y hermana en el patio trasero de su casa, la fotografía se transformó gracias a los colores y trazos incorporados a través de hilos de vívidos colores, con los que añadió animales y naturaleza, que en la imagen original no aparecían: “traté de que se pareciera a lo que yo veo en el campo, como vivo en el cerro andan águilas y peucos que se llevan los pollitos, por eso agregué ese pájaro”. Las vestimentas también las modificó agregando diseños y colores vibrantes, se nota un marcado estilo en sus intervenciones.
Continuamos realizando una propuesta hecha por Bernardita, la que consistía en elaborar un listado de personajes típicos del Salto. De a poco comenzaron a sonar creativos apodos, y a medida que los fueron nombrando nos dimos cuenta de que todos tenían algo en común, representaban a personas catalogadas como “allegados”, o los mal llamados “torrantes”. En la rígida estructura social del campo existía esta figura compuesta por afuerinos, en su mayoría campesinos empobrecidos que llegaban a los fundos en busca de trabajo, sirviendo como ayudantes de los inquilinos, estos les daban techo y comida a cambio de ayuda en los quehaceres del hogar, dentro de sus labores se encontraba el cortar leña o regar huertas. Algunos son recordados con cariño, otros, “es mejor ni nombrarlos, ya que no eran de buenas costumbres”.
Es inevitable pensar en cómo estas estructuras sociales se replican de distintas formas hasta nuestros días en un Chile marcado por la desigualdad social. Un país en el que la oligarquía ostenta importantes apellidos que resuenan por siglos en los cargos de poder, mientras a otros ni siquiera les alcanza para ser recordados por su nombre de pila.