Viajamos a Santiago a votar para la primera vuelta, cuando llegué me dio papera y amigdalitis por lo que me tuve que quedar como 9 días en Santiago guardando reposo, mientras Juan y el Diego en Valparaíso organizaban una de las actividades más importantes que hemos tenido hasta la fecha, los retratos familiares.
Cuando me recuperé y volví a Valparaíso, con los cabros seguimos viendo como nos íbamos a organizar con las familias y el tiempo que estaría cada uno con ellas, a lo días, a Juan en Santiago y Diego en Valparaíso les dio papera a una semana del fin de semana donde realizaríamos las fotos.
Empezó la semana con los dos enfermos, el Diego se quedó aislado en una casa al frente de la nuestra, entre ver que el Diego fuera al médico y que estuviera mejor, pasaron lunes y martes.
Nos quedábamos sin dos fotógrafos para el fin de semana por lo que empezamos a ver quién del colectivo podía venir esos días a hacer las fotos. Después que me pasaron el listado de la gente inscrita, empecé a ver que había mucha gente que había elegido horas iguales y muy cercanas, por lo que tendríamos que estar casi corriendo de una casa a otra, en eso invitamos a un par de amigos para que nos apoyaran, fue un poco estresante el proceso de ver quién podía y quien no, al final para los 3 días fuimos un equipo de 7 personas.
Entre todas estas cosas que estaban pasando, la papera, la gente que venía, me tocaba hacer el aseo de la casa, ordenar e ir a comprar al súper comida para toda las personas que estarían esos días acompañándonos, ya que la mayoría se iba a quedar en la casa.
Después de tener todo comprado, tocaba con la lista que me pasó el Diego, ir casa por casa para confirmar el horario, mucha gente no se acordaba, unas se sumaron otras se cayeron, poco a poco se fue llenando la hoja con las confirmaciones de las familias.
El jueves terminé de organizar las últimas cosas de la casa, limpiar y organizar todo para el viernes que comenzábamos a hacer fotos.
El viernes llegó Alfonso y Paz del colectivo, para hacer fotos. Nos dividimos las casas, yo me fui solo y el Alfonso con la Paz a otra casa, después de terminar las primeras casas nos juntamos, y con la Paz nos dirigimos a otra casa, fue la primera casa que nos decían que se les había olvidado, nos bajoneamos un poco, y de camino a casa conversando con la Paz, nos propusimos que si veíamos a cualquier vecino le ofreciéramos hacerle fotos, y así pasó. Al rato volvimos y nos recibió súper bien, conversamos, fotografiamos, hasta nos llevamos un agua de regalo. Terminó el primer día de retratos y, a pesar de que en unas casas no se pudo hacer fotos, fue bueno conocer a otras familias y compartir con ellas.
Llegó el día sábado y con ello llegó más gente, Damián, Marlene, Bruno y Jorge. Organizamos la casa, almorzamos y en la tarde comenzamos a hacer las fotos y grabar videos con la familia. Ocurrió la misma dinámica del viernes, que en algunas familias no estaban todos sus integrantes por lo que no se podía hacer las fotos, además ese día había reunión de comité en Violeta Parra, por lo que algunas personas inscritas estaban en la reunión. Cuando terminamos la jornada, los chiquillos me comentaban que a pesar de que se cayeran algunas familias, compartir con otras, conocer a más gente, que los vecinos les abrieran las puertas de su casa como si fueran conocidos de toda la vida, fue una experiencia y muy gratificante.
El domingo fue algo parecido a los otros días.
Para mí fue una semana estresante por estar viendo tantas cosas a la vez, con los cabros enfermos me tocó ver hartas cosas, pero después de la ayuda de los que nos vinieron a acompañar y que se fueran felices, y más importante aún, que las familias quedaran felices, más que con las fotos, con compartir con otras personas, que nadie se desubicara, que todo saliera de la mejor forma, todo valió la pena.