Hoy llegué a mi casa cansada, me recosté mientras sentía que mi cuerpo permanecía en una meditación extraña. Este día tuvo algo especial, después de escuchar tantas veces las palabras Entierro y Ngen del agua, hoy conocí un Entierro y un Ngen del agua, supongo que ya he conocido otros Ngen en Quilleco, solo que no había tenido consciencia de esto.
Germán dice que los montañeses tienen una habilidad especial para encontrar senderos. Al inicio del camino hacia el cementerio, subimos por una ruta despejada hasta encontrarnos con un mirador olvidado de Quilleco, desde allí divisamos el Nahuelbuta a la distancia, y además me contó sobre una serie de ficción que tiene en stand by sobre una posible historia del mundo y la Araucanía. Continuamos el sendero, y mientras caminábamos divisamos el techo de uno de los galpones de San Cristóbal, un señor del que ya me ha hablado y que es parte de uno de los linajes más antiguos de Quilleco. Seguimos haciendo camino entre el espesor de árboles y arbustos de baja estatura hasta llegar al estero Canta Rana, al fin estuve allí. Desde que llegué a Quilleco oía a Germán hablar de este lugar (con Felipe un día intentamos encontrarlo, pero nos perdimos caminando más de un km. por un camino de ripio bajo el sol). Cruzamos el estero por la piedras y tuve la oportunidad de conocer un socavón redondo de 1m de diámetro aprox. que abajo se transformaba en una especie de bola abierta más grande. Este es un lugar donde hubo un entierro, y ¿qué es un entierro? Yo estuve dos meses sin saber lo que era, mientras lo escuchaba repetidamente, siempre imaginé que se trataba de cementerios indígenas, no recuerdo bien si fue la señora Raquel Barrera o Germán quien me lo explicó. Los entierros generalmente se ubican cerca de ríos, aunque no siempre, antiguamente las personas acostumbraban a enterrar su dinero, como quien guarda la plata debajo del colchón, en realidad es más potente que eso, especulo que alrededor de este evento se generaban ficciones, relatos, búsquedas, quizás muchas veces la persona olvidaba donde lo habían dejado o bien solo abandonaba este mundo, y el entierro quedaba ahí como un tesoro olvidado, tantos relatos alrededor de estos habrán dejado una carga especial asociada a la muerte (en la entrada sobre la señora Raquel Barrera escribo sobre un entierro).
Nos retiramos del entierro, volvimos a cruzar el río y nos sentamos más o menos al frente de éste, mientras tanto Germán me relataba sus conocimientos sobre la cultura mapuche, el sincretismo en la zona y el intercambio a través de la cordillera con Argentina por pasos cercanos a la Sierra Velluda. También me detendré a hablar un poco sobre esto, porque una de mis inquietudes desde que conocí Quilleco ha sido en relación a ¿qué fue de la cultura mapuche en este territorio? Hay muchos ríos que tienen denominaciones mapuches, pero no existen, o no he conocido hasta ahora personas con apellidos mapuches. Y resulta, que como me cuenta, con la hispanización de la cultura sumado a la inscripción de la propiedad privada desde el estado chileno, mapuches que venían del otro lado de la cordillera desde un sector donde habían muchas araucarias y se asientan en Quilleco, adquieren el apellido de Pino, así otros que vivían en sectores cercanos a los ríos, pasan a apellidarse Del Río, los curiches de piel muy oscura pasan a llamarse Moreno, y los de piel no tan oscura Pardo, entre otros apellidos más que ya no recuerdo. Cuando me habla de los Curiches no puedo dejar de imaginar a seres mitológicos, me dice que los curiches eran guerreros de piel azul y grandes, es probable que se trate de emigraciones polinésicas que avanzaron desde el sur magallánico hasta esta zona, y probablemente desde allí traían la tradición de pintarse los cuerpos, los curiches en el período de colonización emigraron hacia Nonguén (puede ser que me equivoque con algunos de estos datos, Germán me habla de muchos relatos en corto tiempo, que me cuesta memorizar, pero me voy haciendo una idea). También me contó que muchos mapuches de este lugar emigraron al Alto Biobío. Otra información importante de considerar, es que el río Biobío es una frontera importante entre los mapuches y españoles, por lo mismo, es probable que muchos se refugiaron al otro lado de la frontera. Además me comenta que cuando se incendió Los Ángeles en el período de la colonización, emigraron muchos angelinos a Quilleco por seguridad, al estar este rodeado por los fuertes de Antuco, Santa Bárbara y Tucapel.
Luego de que Germán dejará un trafkintu, marchamos un poco más arriba a conocer un lugar muy especial de Canta Rana, el lugar donde vive su NgenKo, allí dejamos otro trafkintu, el NgenKo vive bajo la frondosidad de los árboles y arbustos en el estero, hay una pared de quilas al frente, un canelo muy viejo con las raíces erosionadas por el agua, tres árboles que nacen del mismo sitio, una piedra con forma de asiento, y por el lado nace un brote de agua. Cuando salimos de este lugar inmersivo, con uno de mis pies pisé un fango que debe haber tenido una profundidad importante, Germán me comenta que en estos lugares es donde los animales se quedan atrapados y no pueden salir.
Los NgenKo son espíritus del agua, existe en simbiosis con otros elementos, habitan en diferentes dimensiones, son Newen o energía, también captan la energía de otros, se interrelacionan en un plano que no siempre podemos percibir, por lo mismo hay que respetarlos; su espacio para la cosmovisión mapuche es sagrado, es una fuente de vida en las amplias posibilidades espirituales y terrenales.
Nos sentamos es un sitio despejado al frente de la casa del NgenKo, allí conversamos sobre el arte colaborativo y las forma en como las comunidades se implican en procesos colectivos, la escasa participación ciudadana en localidades como Quilleco, la cultura quillecana, las relaciones de esta con otras localidades, el impacto del neoliberalismo en las relaciones sociales a nivel país, y cómo la herencia de la dictadura se continúa replicando, entre otras cosas.
Antes de marchar, Germán me comenta que mi presencia en el territorio viene a activar visiones de mundo que muchas veces las personas del lugar no quieren o les es difícil de comprender, que para él es una especie de regalo que me interesé en los ríos, porque precisamente es parte de su investigación y constituye un elemento fundamental de su relación con Quilleco. Esto es más que satisfactorio para mí, aquí lo realmente interesante ha sido poder compartir artística y culturalmente con quienes interactúo en un espacio donde también me siento cómoda y avanzo en la medida de las energías que se van impulsando.
Todo lo anterior, no es más que un extracto de la conversación, Germán es un gran relator, podría estar días escuchándolo hablar de Quilleco, y desde su conocimiento y su comprensión de lo que vengo a desarrollar acá, ha sido esencial en el desarrollo de esta residencia.