Después de la actividad navideña en la que participamos junto a la comunidad, venía un día de celebración íntima. Las familias se juntarían a celebrar y cenar en esta fecha contradictoria, en la que se vive alegría y también consumismo.
Decidimos quedarnos en la toma para poder sacar fotos a los niños que salieran a buscar al viejito pascuero a las 12. Luego entrar a alguna casa, compartir con vecinos y retratar su celebración. Fue una navidad distinta, sin familia, con un pequeño árbol de madera y sin cena especial. Los tres estuvimos descansando en el día y a las 23:30 empezamos a prepararnos para salir. Ya se escuchaban bengalas que tiraban desde los cerros.
Yo fui el primero en bajar y me pillé al Mati (9 años) gritando para que el viejito pascuero pasara a su casa. No había más niños en las calles, algo distinto a lo que habíamos pensado. Sin embargo saqué fotos y grabé también eso. A las 12 seguimos caminando y nos separamos. Diego iba a sacar fotos donde el Roli y Paola, yo iba a cruzar a buscar suerte, y Eric seguiría buscando una casa en la que sacar f
Finalmente yo entré donde el Francisco, uno de los vecinos que más nos ha abierto las puertas. Eran cerca de 9 personas de su familia. Gracias a la confianza que nos tenemos pude sacar fotos tranquilo, sin que se incomodaran y sin que miraran a la cámara. Abrieron los regalos y compartieron entre ellos con bromas y anécdotas. Fue una bonita noche navideña, pude ver cariño y cercanía con gente que conozco poco, sin embargo no fue impedimento para compartir.