Nos levantamos en la madrugada, cerca de las 5:00 am para preparar la leña y el desayuno antes de tomar el bus hacia Valdivia, tomamos la decisión de viajar por el día para ir a comprar lanas que nos faltaron para las jornadas de trafkin kimün witral que estamos realizando en el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, así nos preparamos para hacer el recorrido hasta la ciudad. En el bus nos encontramos con varias conocidas, algunas iban por médico hasta Valdivia, otras a hacer trámites.
Nos fuimos conversando todo el trayecto, así también nos vamos conociendo más, vamos estrechando lazos de amistad, el viaje también se tornó mucho más agradable. Lili nos invitó a asistir a un conversatorio que organizaron los estudiantes de la escuela de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile, que trataba sobre las experiencias de recuperación territorial en torno al Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, como parte de aprendizajes del pasado-presente con las diversas luchas que organizaciones medioambientales y otras demandas colectivas de pobladores de los desaparecidos pueblos de Enco, Quechumalal y Puñir, los tres antiguos fundos industriales que cayeron a manos de privados, y que fueron duramente reprimidos y expulsados de sus territorios durante dictadura y los primero años de democracia en Chile. De este modo, escuchamos los testimonios de tres dirigentes que nos relataron su situación de colectivización para recuperar el patrimonio material e inmaterial de estos antiguos poblados. Los tres nos contaron cómo era nacer y vivir en aquellos sectores totalmente aislados de caminos, solo se llegaba navegando el lago o por caminos de difícil acceso, pero que la vida era tranquila y abundante. Recuerdos sensibles que compartieron con las personas que asistimos a escucharles. Nos relataron sus recuerdos de infancia, nos hablaron de los trabajos de sus padres y abuelos, de cómo era la vida antes de la represión. Luego vino el relato más crudo de cómo llegó el despojo, el desalojo y desmantelamiento de los tres fundos, de cómo se borraron hasta los alcantarillados, las escuelas, sus casas.
Son días agitados, intensos, de mucha escucha y conversación. Pareciera que por donde vamos nos toca hablar de temas similares, y es que algo se respira en el aire, en los desayunos compartidos, en las jornadas de trafkin kimün, donde siempre se vuelve a la memoria del pasado pero que se hace presente. Luego del conversatorio, nos fuimos a almorzar y de ahí fuimos a comprar las lanas, escogiendo colores para trabajar cordones andinos y comenzar a urdir en las próximas sesiones de encuentro. Pareciera ser que el conversatorio y el ir a comprar lanas son dos situaciones tan distantes, tan lejanas, pero nos hemos dado cuenta que están de alguna u otra forma entretejidas, imbricadas. La memoria es así, la memoria de la madera, la del tiempo de producción, de organización sindical. Pero también existen otras memorias que giran en torno a los procesos del pasado-presente por estos contextos, donde el espacio cotidiano, el espacio íntimo direccionado a las mujeres mayormente, es un espacio sensible donde también surgen recuerdos, memorias, lazos, resistencias estrechadas. Por eso la importancia de insistir en reunirnos a cordonear, porque en esa torsión y trenzado nuestras manos se tocan, se traspasan nudos de colaboración.