Reunirnos desde la invitación afectiva a pasar algunas horas tejiendo en colectivo, ha sido un nuevo momento para nuestro trabajo de práctica colaborativa con las tejedoras de Neltume y Puerto Fuy, esto ha hecho que nos reunamos más seguido a tejer en conjunto, acompañando a las manos que van tramando y seleccionando las hebras para hacer visible el dibujo que hemos realizado. Este viernes nos reunimos en el jardín del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, aprovechando los generosos días soleados que hay por la zona, nos pusimos a tejer disfrutando de la sombra del árbol de raulí que nos dio cobijo mientras íbamos conversando sobre nuestras vidas.
Nuestro entusiasmo luego de la jornada de urdido en Puerto Fuy ha hecho que nos reunamos nuevamente, habíamos planificado que el día jueves 3 de enero nos volveríamos a ver, pero todas las que participaron de la jornada de urdido (y nosotrxs también) quedamos con dolor de brazos y piernas de tanto laboreo. Hemos puesto nuestros cuerpos a moverse en el urdido de la lana, pasándonos de mano en mano la madeja, ahora nos toca reunirnos a tejer, a escribir con nuestras manos la memoria y experiencia de cada una. En total hicimos una pieza textil de 152 hebras de pares de dos colores más la orilla de protección que le hacemos a cada tejido. Pero el entusiasmo hizo detenernos un día para comenzar a tejer pronto las primeras líneas del tejido. Anita y Yanette nos acompañaron en esta jornada, pasamos así toda la tarde tramando y destejiendo mucho, pues en el vértigo de la conversación nos quedaban algunas hebras sueltas o mal tejidas, por lo que la tarde fue muy entretenida y provechosa.
Tejimos con nuestros dedos cuando pasábamos el cruce para alimentarlo con la trama, eso es demoroso, pero se nota el pulso de cada tejedora al momento de hacer una línea. Así no tejimos líneas rectas, ni logramos hacerlo en un tiempo de producción acelerado. Sino más bien, el poyewün trawüntiene su propio ritmo, su propia temperatura que se digita en cada hebra. Tejemos con nuestras manos, entre dos personas vamos haciéndolo para lograr hacer el cruce de las hebras dado que la pieza textil es bastante ancha. Tejemos y nuestras manos muchas veces se encuentran o tocan con otras entremedio de la lana tramada, es como si esta pieza textil en su trama se alimentara de todos los recuerdos, experiencias y memorias que hemos compartido.
El tiempo ha transcurrido raudo e intenso en estos casi tres meses en residencia, pero también se nos ha hecho eterna nuestra estadía aquí, pareciera que llevamos mucho más tiempo viviendo en Neltume, porque ya hemos estrechado fuertes lazos de amistad con muchas personas. Ese es el temple de estos encuentros cargados de cariño, donde hemos invitado a las tejedoras a arrojarse a construir entre todas esta pieza textil. El tiempo de la amistad aparece entonces como parte de lo que llamamos poyewün trawün, porque el reunirnos periódicamente y hacer un trabajo de memoria junto a las tejedoras se ha convertido en una experiencia muy profunda y transformadora, no solo para nosotrxs como colectivo en residencia, sino también para las mismas mujeres que participan de cada encuentro: hemos aprendido a construir un espacio seguro donde todas pueden opinar y todas han logrado conocerse, escucharse, apoyarse. Muchas nos han comentado que no quieren que nuestra residencia se acabe, que les gustaría seguir reuniéndose a tejer y aprender en conjunto otras técnicas, otras maneras de tejer porque han encontrado en esto una posibilidad creativa de asociarse, de reunirse.