Y nos vamos de Putú. Se cierra un ciclo importante dentro de las experiencias temporales que hemos podido coleccionar, la despedida marca un antes y un después de la Residencia porque nos vamos definitivamente de un lugar donde hicimos vida y nos integramos a las dinámicas de un espacio periférico, rural, pero en constante movimiento.
Debemos decir que tuvimos mucha suerte, puesto que los habitantes de este lugar se encuentran muy organizados en función de sus intereses colectivos, así por ejemplo la disputa por defender los humedales, logró no solo impedir la instalación de una planta de extracción de hierro en el territorio, además sacaron adelante la declaración de Santuario de la Naturaleza, transformando el humedal en un eje de vinculación comunitaria, ya sea a través de los niñ@s que celebran e investigan sus pájaros, o a través o de quienes trabajan en su cuidado y preservación constante.
Con ese mismo ímpetu, los putuganos y putuganas, mantienen muy vivas sus memorias, l@s antigu@s todavía cantan en versos y recuerdan el tiempo de la abundancia del copihue o el de las casas construidas con totora del humedal. Cada relato se entreteje con otro, quedando en evidencia que existe un tiempo suspendido que sigue en movimiento y que guarda el origen de los oficios y tradiciones del pueblo, un tiempo pretérito que se extraña, pero que también festeja y abraza sus memorias.
Por todo lo anterior, es que logramos -literalmente- construir un Museo Comunitario con las manos de tod@s, desde la primera reunión realizada en la escuela, los encuentros de memoria en la Plaza, las caminatas, las entrevistas de los niñ@s investigadores, la elección del lugar donde instalar el Museo, hasta el tiempo del montaje: recolección colectiva, no solo de objetos, documentos o fotografías, sino también de fragmentos de ventanas, muros y otros elementos que los putugan@s eligieron para museografiar su colección.
Nos vamos agradecidos y muy conmovidos, nos llevamos un nuevo imaginario cargado de símbolos que nos obligan a detenernos y repensar cómo seguimos, nos llevamos a much@s nuev@s amig@s, nos llevamos la responsabilidad de mantenernos en contacto con este lugar, puesto que sabemos que levantar un Museo para que la comunidad lo administre no es tarea fácil y requiere de un compromiso posterior, no obstante, Putú va a hacer crecer este Museo, por el amor a sus memorias y porque les pertenece. Larga vida al pueblo de Putú, nos vemos pronto.
Compartimos a continuación relatos que forman parte de la colección de memoria oral de Museo Comunitario de Putú.