Hemos estado haciendo reuniones periódicamente con el colectivo, sin embargo no todos pueden reunirse todo el tiempo. Tratamos de avanzar lo más posible en las ideas que queremos desarrollar.
Armamos una primer esbozo de lo que debería ser la ruta a seguir, cruzando la mayoría de las poblaciones.
Pensamos en que hay que elegir a una persona de cada población para que cuente su historia. La mejor manera parece ser organizar diferentes onces en cada una de las 12 juntas de vecinos.
El pueblo de Lonquimay no es tan extenso, de hecho el núcleo del pueblo son 10 cuadras de punta a punta, por 8 cuadras en la parte más angosta.
Sin embargo hay 12 juntas de vecinos, esto porque responden a una lógica muy funcional y asistencialista, es decir que se forman para pedir cosas, no por un sentido organizacional comunitario.
Por otro lado, nacen las ideas de alimentar la caravana con diferentes acciones artísticas que vayan complementando el recorrido. La idea de unos custodios que acompañen la caravana y que vayan purificando cada uno de los espacios nos parece muy atractiva. También un grupo de niños bailando y otro grupo de niños que armen una «bandita de los ancestros» que acompañe todo el movimiento.