Nos reunimos temprano, el día estaba bastante agradable, pues ya la lluvia había cesado un poco. Ya la tarde anterior habíamos ido al CCMMN a preparar todos los detalles para comenzar con nuestras sesiones de trafkin kimün witralo intercambio de conocimientos sobre el arte textil mapuche, donde dábamos inicio a este trabajo de reunión y encuentro. Una a una comenzaron a llegar, nos reunimos en torno a algunos alimentos que habíamos llevado mientras de a poco íbamos soltando los nervios. En esa conversación cotidiana nos fuimos encontrando, de manera que la primera jornada de la mañana se nos hizo muy amena. Nos entusiasma tanto comenzar estas jornadas donde nos vamos conociendo y compartiendo memorias.
Así nos reunimos con Irene, Liliana, Adelina, Carmen Herrera y Carmen Llancapichun durante la mañana, y luego en la tarde junto a Rosa, Catalina, Gloria, Nayaret, Eliana y Jeanette. A cada una se le entregó un cuaderno que serán sus bitácoras personales, donde irán registrando su mismo proceso como tejedoras, anotarán sus apuntes de lo que se comparte, pero también iremos trabajando con pequeños escritos que buscamos encausar hacia un trabajo de rescate de memoria. Hablamos de la importancia de la reciprocidad y de cómo ser tejedora para el mapuche rakizuam(pensamiento mapuche) no es solo tejer cosas tangibles, sino también preocuparnos por las cosas intangibles que vamos entrelazando. Durante esta primera sesión nos presentamos extensamente, una a una en un círculo, abriendo este poyewün nütramkano conversaciones cariñosas con las que nos fuimos encontrando.
Tejimos cordones andinos, préstamos de los pueblos del norte con los que el pueblo mapuche sostuvo muchos lazos en tiempos de antaño, de este modo, el tejer cordones andinos nos permitiría reflexionar en torno a qué significa tejer o hacer cordones viviendo en zona cordillerana, en situar lo aprendido para hacerlo significativo. Dichos cordones además pueden servir para múltiples propósitos, dentro de ellos son las terminaciones que posteriormente le harán a los textiles que confeccionen. En esta jornada aprendimos 2 tipos de cordones andinos: a uno que le llamamos cordón madre, y con él comenzamos a estrechar esta relación entre la memoria y lo tejido, entre la sensibilidad de nuestras manos con las fibras y nuestros recuerdos, anhelos, penas, aprendizajes. Le pusimos cordón madre porque nos interesa ir construyendo una metodología afectiva para poder aprender y no olvidar hacer estos cordones. Les preguntamos por qué podría llamarse así este cordón, qué les evoca. Para eso lo miraron detenidamente, se lo pasaron mano a mano, fueron saliendo respuestas interesantes y muy profundas. Este primer cordón, consiste en un torcer varias hebras, pero para hacerlo se necesitan dos personas, de este modo, tuvieron que ir trabajando en parejas, ir conversando sobre ellas mismas, sobre las que les antecedieron. Fuimos trabajando la memoria con cada cordón que hicimos, fueron anotando todo en sus bitácoras.
Luego dimos paso al siguiente cordón, ya no torcido sino trenzado. Y en ese procedimiento distinto fuimos buscándole sentido, fuimos construyendo una relación entre la materialidad y la memoria de nuestros dedos despertando mientras confeccionábamos tales cordones. En este segundo cordón, el cordón de las hermanas o hermanos, fuimos trabajando con dos colores que se van alternando de un grupo al otro, nos vamos fijando en cómo mover los dedos, en preparar nuestra concentración y capacidad de abstracción. Cada cordón trenzado es una intención, es un recuerdo, una vivencia anudada, hecha cordón en ese instante. Así pasamos de conversar y reírnos a estar más en silencio, atentxs, concentradxs.
Al término de la jornada hicimos un cierre, compartimos qué les había parecido este espacio en común que hemos creado. Todas manifestaron que volverían, que están ansiosas por comenzar a tejer. Les dejamos algunas preguntas para que exploren en la semana, que le den la vuelta y que desde ya vayan vinculando la práctica textil como una forma de escribir en otro lenguaje lo que ellas quieran. Irene muy emocionada nos dice que sueña con tejerle un trarilonko a su hijo, que a él le quiere tejer durante las sesiones que nos reuniremos. Así todas fueron manifestando que bonito sería tejerle a alguien, dejar de ver las cosas como meros objetos, porque en el fondo, en esta primera jornada, ya sus dedos habían despertado para iniciar todas juntas este viaje a ser tejedoras, o como nos gusta llamarle: ngerewirinkafe, es decir tejedora-escritora.
¿Qué cosas intangibles podemos tejer? Comunidad, reciprocidad, colaboración, memoria, amistad, pero por sobre todo küme mongen (buen vivir) y küme felen (estar bien).