Por la mañana el frío nos hizo tejer dentro de la casa del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, la primavera tambalea, hay días soleados y otros donde vuelve el frío y las lluvias. Aquí todo es agua, en su amplio sentido y materialidad. El rocío de la mañana nos dejó muy mojadxs al llegar al Centro Cultural, pero nos estaban esperando con la casa temperada, siempre algún tronco de leña consumiéndose por el fuego que nos recibe y abraza. De esta manera habitamos la casa, nos reunimos, tomamos mate, conversamos largo rato. Tuvimos una intensa jornada donde ya todas habían terminado su primer textil: una a una comenzaron a relatar las emociones, reflexiones y aprendizajes que les generó dedicar varias horas en la semana para tejer. También recordamos la experiencia del día anterior, donde compartimos con otras tejedoras de Mehuín. Nos sensibilizamos en compartir la lógica del textil: cómo urdir, cómo hacer los tonon, cómo tramar y qué implica cada etapa en un plano simbólico y de introspección profunda, porque la práctica textil nos hace entrar en un tiempo distinto que se construye entre la tejedora y su tejido. Vamos alimentando la trama mientras nuestros dedos recorren hebra por hebra, así emerge, entonces, este trabajo lento y sensible que hemos ido construyendo. Los miércoles para cada tejedora es un espacio que esperan toda la semana, cada día se entusiasman más en dedicar horas a tejer, porque el tiempo se pasa distinto, se difumina la relación entre persona y objeto, porque mientras tejemos acariciamos la lana y emerge la imaginación, los recuerdos, la memoria.
Tejimos en silencio, pero más de alguna se aventura a compartir su vida con las demás. La mañana se torna íntima, todas tejiendo y aprendiendo una nueva técnica de urdido que es circular. Nos detuvimos a reflexionar sobre cómo las cosas son cíclicas, nos concentramos en proyectar cada vuelta que le damos al witral con las lanas sobre los ciclos de nuestras trayectorias, de nuestras experiencias. En esta sesión, aprendimos a urdir en peinecillo o relmü ñimin, de manera que fuimos escogiendo los dos colores con los que tejeremos más adelante. Nuestro desafío en esta residencia ha sido construir temporalmente una comunidad de tejedoras, tanto mapuche como no mapuche, donde puedan compartir elementos de la cosmovisión mapuche, pero también dejarse sensibilizar con la experiencia de devenir tejedora, o ngerewirinkafe, como preferimos decirle. Porque las tejedoras no solo comunican sus dibujos y su mundo interior tejido, sino también tienen la sutileza de reconfigurar el mundo con sus ojos y manos de tejedoras, donde también se tocan con cosas intangibles, pero no menos importantes. Aquí se han estrechado lazos, cada tejedora también hace y colabora en esta comunidad.
Por la tarde, surgió la idea de irnos a tejer al patio, aprovechando que la temperatura subió considerablemente. Nos reunimos a tejer en silencio escuchando los árboles moverse con el viento, teniendo de fondo el volcán. La dinámica es muy distinta en la mañana y en la tarde, aquí como son más, se ayudan unas a otras para ir terminando sus primeros textiles. Las que ya sabían tejer han asumido un rol de liderazgo y acompañamiento con las demás. Dibujamos en la pizarra una mujer, o domo en mapuzungun, para que podamos ir tejiéndola. Ese sería un primer dibujo, de manera que tímidamente fueron entendiendo que el arte textil no solo son técnicas, sino también son complejos conocimientos que se cruzan con la emotividad de cada tejedora. Muchas sabían tejer a palillo y crochet, pero ha sido una experiencia de introspección muy distinta el abrirse a comprender todas las generosidades que nos da el witral.
Es esta introspección la que nos permite conectar con nuestra memoria en un espacio común, un espacio creativo y afectivo como han sido los días miércoles. Conversamos y discutimos lo importante que ha sido para nosotrxs, observar como ha aparecido la solidaridad al interior de esta comunidad, pues también nos hace reflexionar introspectivamente a nosotrxs mismxs. Repasamos y pensamos una y otra vez los procedimientos que hemos articulado entre todxs y que han permitido la emergencia de este momento en donde se consolida un vínculo con el witral, con la comunidad, con la memoria.