Una vez instalada en Quilleco, me comuniqué con Oscar de Cultura de Servicio País. Desde mi casa caminé por la carretera 1km al pueblo entre pinos y eucaliptus bajo el sol, Oscar junto a Anita, también de este programa, me fueron a buscar a la plaza y fuimos al estadio a ver a la tercera integrante jugar fútbol en un campeonato oficial de la comuna, perdieron. En el estadio conocí a David, quillecano de nacimiento, me invitaron a la Fiesta del Digüeñe que se celebraría al siguiente día a 19km en Peralillo, pero no quedaba espacio en el “celestino” para llevarme. Así que asumí que saldrían muchos autos desde Quilleco a celebrar, al día siguiente, sin mucho tiempo haciendo dedo subí en un total de 5 autos acortando tramos y caminando entre medio.
Ya en la fiesta, buena gastronomía, mucho digüeñe y a mi pesar música ranchera. Conocí a nuevos amigos, todos ellos dedicados a explorar posibilidades creativas y ecológicas con el paisaje y los materiales de los que disponen. En relación a un decopauge que me mostraba una artesana sobre el Saltillo de Quilleco, Miguel hijo de un poblador del pueblo al escuchar la conversación se comprometió a llevarme al otro día. Quedamos a las 11, salimos desde la plaza junto a sus hijos y un amigo suyo, recorrimos un tramo extenso del río Quilleco pasando por el Saltillo para terminar en la unión con el río Duqueco, mientras me contaba parte de su infancia en torno al río. Regresamos al pueblo donde nos esperaba su padre con pescado frito y ensaladas hechas con verduras cosechadas solo de la huerta que él producía.
Entre todas estas conexiones he dedicado parte de mi tiempo a caminar y realizar registros de audio y garabatos por el borde del río Quilleco.
Con esto parte mi indagación preliminar alrededor de los ríos y la comunidad buscando y experimentando sus abundancias.
https://soundcloud.com/carolinaopazo/latencia-del-agua-en-el-paisaje-rural
https://soundcloud.com/carolinaopazo/el-saltillo