Días nublados, con mucha lluvia y torrentoso viento nos tocaron durante los días que nos enteramos que había muerto el weichafe Camilo Catrillanca, con mucha tristeza pasamos la jornada conversando con las personas que nos hemos vinculado al respecto, abriéndose una herida en muchas personas de Neltume y las zonas aledañas, dado que en Tranguil hace ya casi dos años había sido asesinada Macarena Valdés.
Larga es la historia de violencia, represión y muerte por estos territorios, así también de despojo, extractivismo. Pero también de resistencia, de organización, poder popular. Neltume se erige así, como uno de los nodos de la memoria política: “Neltume, grito de libertad donde el bosque brota de los árboles caídos” dice en el memorial que se encuentra en la entrada del pueblo, es una de las frases que ronda por la memoria de cada persona de Neltume. Nos reunimos con la gente del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume y varias vecinas para hacer una pequeña velatón y jornada de reflexión al respecto, puesto que la violencia en territorio ancestral mapuche también nos interpela, nos afecta, nos hace estar más atentas y atentos a la contingencia. Pasamos esos días con mucha lluvia, sin luz y casi nula señal de teléfono e internet, pero eso no nos paralizó para reunirnos.
¿Qué hacer ante tanta violencia? ¿Para qué y por qué hacer memoria? En el Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume nos pusimos a pintar unos pequeños carteles, alumbrándonos con linternas y velas, y luego nos fuimos al memorial para iluminarnos alrededor de la luz de las velas para conversar sobre los hechos ocurridos. La policía da vueltas por el pueblo, pasa lento con sus luces que iluminan de rojo todo a su paso, porque todo el pueblo está en una densa oscuridad y silencio. Hicimos un círculo en el memorial donde cada persona habló, compartió su sentir y reflexión. Antes de que la lluvia se pusiera más intensa, nos fuimos a refugiar a la casa del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, ahí prendimos leña, hicimos una espontánea mateada. Había jóvenes y personas mayores, surgió una potente conversación de memorias intergeneracionales, de este modo, nos fuimos entramando, escuchando cómo la juventud también se reúne para accionar en el territorio, se reúnen para limpiar los espacios públicos, para conocerse y hacer comunidad. Nos pareció muy buena esta instancia para conocer a otras personas, para generar lazos y posibles nuevas vinculaciones. En esta fría y triste noche combatimos la impunidad reuniéndonos, mirándonos a los ojos, compartiendo experiencias contra el olvido.