Ya está casi listo el proyecto del bote blanco, nos entusiasma mucho cómo los pobladores de la caleta se acercan a mirar y leer los relatos, y siempre hay alguna fotografía que los sorprende más que otra. Todos están muy contentos con el resultado, pero no ha sido fácil llegar a él, ya que nos hemos enfrentado a muchos problemas técnicos en el transcurso, sobre todo porque los barreños quieren instalarlo a la orilla del río para que todos puedan verlo, pero por otro lado este lugar está muy expuesto a las lluvias y el viento, corriendo riesgo de que los escritos se echaran a perder. Es por eso que plastificamos las fotografías y los escritos, pero después nos encontramos con el dilema de cómo pegarlos al bote y que no se despeguen con el viento de la caleta (hay que recalcar que la barra se caracteriza por ser un lugar muy ventoso), finalmente decidimos corchetearlos directo al bote con una engrapadora, así quedan muy seguros y no hay forma que se despeguen.
En una reunión del sindicato aprovechamos la oportunidad de que estuvieran todos reunidos para conversar solo el lugar final en que querían dejar el bote. Lo que más le preocupa a los barreños es que otras personas, como turistas que vengan en el verano a visitar la caleta, rompan el bote o se roben algunas fotografías, pero por otro lado quieren dejarlo en un lugar donde todos lo puedan ver. Es por eso que comenzamos a preguntar en qué lugar el bote podía quedar lo suficientemente seguro, pero al mismo tiempo visible para que todos lo pudieran apreciar. Toda la gente opinaba diferente sobre cual sería el lugar ideal, unos proponían que se vería bien a la entrada de la población, pero otros decían que en ese lugar lo iban a llenar de basura e iba a pasar a ser el basurero de La Barra, otros proponían afuera de la sede de los pescadores, pero no estaban convencidos porque en ese espacio a algunos pescadores les gusta arreglar sus redes y podía estorbar. Es así como surgió la idea de dejarlo fuera de la Sede de la junta de Vecinos, ya que ahí hay un espacio que da a la calle para que cualquier transeúnte lo pueda visitar, pero queda protegido. Es así como gracias a una rápida votación a mano alzada, por fin logramos decidir entre todos que ese sería el lugar final donde instalaríamos el bote.