Una antigua historia de origen lafkenche, cuenta que el joven Manquean salió a mariscar a las orillas de la playa de Nigue. Algunos dicen que le gritó insolencias al mar y enojada, hizo que Manquean se quedara pegado en la roca. Otras versiones cuentan que había un vertiente sagrada que llegaba desde el cerro hasta el mar y Manquean no había respetado el estero de aguas claras orinando en él y burlándose, pasó el rato y cuando se fue a mariscar a la orilla, saltó de una roca a otra, pero se le quedó un pie atrapado. Desde ese momento el joven quedó pegado para siempre en la roca, su familia trató de ayudarlo con rogativas y machitunes, pero nada pudo sacarlo y lentamente manquean se fue convirtiendo en roca, desde los pies hasta la cabeza, incluso el sombrero que llevaba puesto se trasformó en piedra. Hasta el día de hoy los pescadores dicen que cuando el mar se enfurece es porque se enojó Manquean, por eso le piden permiso antes de entrar, para que les de buena suerte en la pesca.