BitácoraResidencias de arte colaborativo

Residencia: LAHUALCHE: escrituras corporales en territorio ancestral Río Negro - Caleta Cóndor, Los Lagos - 2018 Residente: Paula Baeza Pailamilla
Publicado: 6 de diciembre de 2018
Generaciones jóvenes: la permanencia de la tradición.

Cristian Vargas nació en Caleta Cóndor, se crió junto a toda su familia y ha visto cómo ha cambiado el rubro económico local. De niño, junto a sus hermanos, subían a acompañar a su padre a hacer tejuelas y trabajaban juntos. Conoce todo el bosque porque de niños jugaban a perderse y a inventar caminos por la frondosa flora nativa de la cordillera de la costa.

Ese recuerdo que era la fuente económica y sustento de vida: el bosque, las tejuelas.

Con el paso del tiempo, los jóvenes comienzan a buscar mejores oportunidades laborales fuera de la caleta, teniendo que viajar a otras ciudades buscando trabajo, aunque siempre con el corazón en Cóndor.

Muchas personas en este territorio dejaron de trabajar la tejuela paulatinamente, y con el fin de poder seguir viviendo en la caleta decidieron cambiar al rubro turístico. Cristian es uno de ellos, y ha sabido complementar su vida en el campo, el vínculo con la naturaleza y el turismo. Él conoce como la palma de su mano todo este territorio, por lo que realiza caminatas, excursiones al bosque, recolecta mariscos, pesca, etc. Además es un hombre de mar, ya que conduce una lancha que navega el océano pacífico desde la caleta a Bahía Mansa y viceversa. Conoce el mar por arriba y debajo, mediante la práctica del buceo. Es una persona que cree en el turismo sustentable, ya que además enseña a las personas que vienen a visitar la caleta no solo a disfrutarla, sino también a preservarla y darle valor a este hermoso territorio.

Como muchas personas han construido junto a Luciana su casa frente al mar y en medio del bosque. Con mucho esfuerzo han permanecido en este lugar. Además de todas las historias que nos ha contado, nos muestra cómo hacían antiguamente las tejuelas y cómo las transportaban, al hombro, desde los kilómetros de cerro arriba. Si bien él ya no es de las familias que viven de las tejuelas, sabe la importancia histórica y cultural de este antiguo oficio que ejercieron muchas familias para poder tener el sustento. Las tejuelas se traducían en alimentos, harina, ropa, aceite. Toda la historia, el tiempo de estos cuerpos que resistieron cientos de inviernos, pumas acechantes, terremotos, mares embravecidos, etc., se ve reflejada, a nuestro modo de ver, en esta imagen: un cuerpo sosteniendo las tejuelas. Una imagen que quedará tallada en las memorias de todas las personas que habitan Caleta Cóndor.

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