Y la maratón de costura continúa. El lunes 7 de enero fuimos temprano en la mañana al Mercado Municipal para hacer la primera prueba del tapiz terminado en el marco de madera. La técnica del velcro funcionó perfectamente sólo hizo falta tensarlo un poco más. Para eso tuvimos que comprar más tela, velcro y hacerle unos ojetillos a los lados. Conseguimos la sede del adulto mayor para hacer los últimos ajustes, ya cada vez éramos menos trabajando en el Tapiz. ¡Finalmente después de un par de horas conseguimos terminarlo! ¡No podíamos creer que lo habíamos logrado! Todxs nos habíamos acostumbrado a reunirnos cada semana y cocer juntxs. Que gratificante es experimentar que se cumplen los ciclos y los plazos que nos habíamos propuesto.
Sólo faltaban los ojetillos para los costados del Tapiz, Isabel me recomienda un lugar llamado “La Gotera”, un local de reparación de calzado y trabajo en cuero. Partí con la maleta, toco la puerta y me encuentro con un lugar muy pequeño lleno de retazos de cuero y entre medio de la oscuridad y los materiales, un hombre y una mujer: Antonio y Ulti (Su nombre se debe a que fue la última en nacer). Ambos muy amables acomodan el local para que el Tapiz de 3 metros cupiera entre todo ese caos. Mientras ponen los ojetillos, Antonio me comenta sobre su trabajo de años. Ya casi no quedan reparadores de calzado. Él y su pareja también hacen artesanías, los invito a que participen el día del evento y aprovechen de vender sus productos pero me explican que no tienen buena relación con el Mercado, hay mucha desconfianza de la gente que trabaja ahí. Ellxs prefieren tener libertad y mantenerse al margen. Fue emotivo ver cómo ellos también con su historia de alguna forma pasaban a ser parte de esta obra colectiva.
Mientras yo hacía trámites, Diego y Maca continuaban trabajando en el avance del Documental. Cansada de esta gran maratón pero a la vez con mucho orgullo y satisfacción, decido pasar por Café Patagonia donde Don Gabriel y la Sra. Isabel.
Isabel quien trabajó hasta el último día en el Tapiz, me invita un chocolate caliente con un kuchen de grosellas. Un premio por haber logrado la meta. Isabel está muy orgullosa del trabajo realizado y se siente muy comprometida. Por fin suelto las tensiones, ya mañana debemos dejar la cabaña. Es una tarde lluviosa y de mucho viento. Celeste, la Concejala y principal aliada del proyecto, nos invita a una once en su casa para despedirnos ya que al día siguiente debe viajar al norte. Primera despedida formal. Nos despedimos con un fuerte abrazo, todxs agradecidxs. Celeste comenta que para ella todos los objetivos se cumplieron, la convocatoria fue un éxito. Que pena que ella no pueda estar el día del evento.
El 8 de enero por la mañana fuimos a montar el tapiz en el marco y taparlo con una cortina hasta el día del montaje final. Después de eso nos dedicamos a limpiar la cabaña y sacar de las murallas todas nuestras anotaciones, calendarios, fotografías, piedras y ramas que hemos recolectado en el camino. Jorge Kuyul, amigo nuestro del pueblo nos ofreció su casa para quedarnos el resto de las semanas de la residencia. Partimos caminando con nuestras maletas y mochilas, hemos ocupado todos los materiales, ya vamos más livianos. En el camino observo el cerro Tamango cubierto de nubes, allá arriba neva. El viento y la lluvia, que no nos tocaba desde nuestra llegada, anunciaban el cierre de un ciclo, la renovación de un paisaje. Era como si el clima hubiera acompañado todo el proceso y ahora nos recordaba el final del trabajo realizado, y con ello la transformación y el cambio.