He pasado días trabajando en el coladero de información, cuando te sumerges por unos días en la intensidad del paisaje te pierdes, olvidas la otra realidad y te confundes con todas las ideas que te brinda el paisaje. Esos momentos etéreos, en los que te olvidas del mundo y tu eres parte del otro mundo se eclipsa el “geoatlas”. El problema es saber como llevar esa sensación a un documento… es trabajo trabajoso, de todos modos he disfrutado explorar este desafío, es tanta la información palpable, que me parecía imposible concebir un retrato colectivo de Lago Verde.
Pues bien, a partir de lo anterior he estado decantando la información a través de mapas conceptuales, intento resumir todo lo registrado en mi cuaderno de campo, lo divertido es verlo, palparlo y sentirlo; humeado, manchado y pisoteado, ver la pérdida de su blancura constantemente, lo que se trasforma en un archivo de repertorios diversos. Tal cual; Caja de Pandora. En alusión a la mitología griega.
Es que si tan solo tuviera palabras para describir lo recorrido, todo lo que vivido acá se siente, se olfatea, se toca y se escucha …
Pero el “geoatlas» va tomando partido y con ellos las ideas y conceptos. Las reflexiones florecen y abren una investigación en el cual se construye dos lineas troncales: el sujeto y el paisaje. Estos parecen ser el camino directo a la construcción de nuevas definiciones.
Paisaje territorializado, nuestro nuevo concepto creado.