Junto con hacer la invitaciones para nuestro cierre final, a la Feña se le ocurrió ir sacando fotos a cada persona que le entregábamos la invitación con la cámara Polaroid. La idea surgió porque La Barra es un lugar pequeño donde todos se conocen, donde el rostro de cada poblador es familiar para los otros, es decir todos se reconocen entre ellos. La Barra es un lugar donde todos se llaman “primos”, “compadre”, “vecino”, porque los lazos son muy cercanos, y a través de estos retratos queríamos reflejar esa cercanía, juntando la mayor cantidad de rostros para ponerlos todos juntos el día del cierre, generando que las personas se reconocieran a sí mismo y a los otros como parte de un total.
Cuando comenzamos a sacar las fotografías, a la mayoría le gustó la iniciativa y solo a una minoría no les gusta sacarse fotos, entonces no quisieron. También algunos nos la pedían para que se las diéramos, pero nosotros le respondíamos que no podíamos regalarlas, porque se iban exhibir en nuestro cierre y ahí las podrían ver todas juntas. Unas fotos se revelaban un tanto blancas por lo que teníamos que repetirla, las personas de buena gana no se hacían problema en sacarse otra foto, es así como juntamos un total de sesenta y dos fotos en las cuales habían desde niños, jóvenes, adultos y abuelitos.
En nuestro cierre final las pusimos todas juntas, pegadas en papeles de diferentes colores, cuando las vimos nos dimos cuenta que visualmente era muy interesante, ver como todos eran parte de un total y al ser un formato idéntico todas las fotos tenían la misma importancia, sin jerarquías. A los barreños les gustó la iniciativa y se generó un buen momento para compartir y reírse de ellos mismos y de los otros.