La semana comienza con un chapuzón en el río Cochrane, Ailien de Servicio País va con nosotros. Ella ha participado en varias de las actividades que hemos realizado. El objetivo de Ailien como Servicio País es trabajar con las artesanas del Mercado, en el poco tiempo que nos queda de residencia pensamos que algo se puede tejer juntas.
El martes tuvimos nuestra reunión de pauta para organizar la semana, esta es la última semana formal del Tapiz. Planificamos el cierre y gestionamos con Magali de radio Ventisqueros para entrevistar a dos de lxs autorxs del tapiz: Isabel (antigua profesora de la escuela, dueña del Café Patagonia, nuestra segunda casa) y Alejandro (joven Cochranino, hijo de familia pionera y ex alumno de Isabel).
En la reunión de pauta hablamos sobre la evaluación, de cómo generar una instancia para reflexionar sobre el proceso de creación del Tapiz Colaborativo y cómo darle continuidad.
A la hora de almuerzo lxs chicxs de Servicio País nos invitan almorzar a su casa, pasamos un buen momento juntxs.
Por la tarde teníamos nuestro encuentro del tapiz. Ya se había avanzado bastante desde la última vez que lo vimos. El jueves pasado mientras estábamos en Coyhaique, Maca nuestra compañera, abrió la sede como todos los jueves, ese día llegó Camilo con su mamá y Yochi con su abuela Corina. Isabel coció la casa de Chela Gallardo, lugar donde aterrizó la primer vez en Cochrane. Su proceso fue bonito porque mandó a un amigo dibujar la casa como era antiguamente, para después cocerla en el tapiz. Esta vez fuimos pocos, Ailien por fin llevó el Lago Cochrane terminado desde su casa, ase es que pudimos cocer el barquero que traslada la lana desde argentina tejido por Isabel. Ese día trabajamos en el tapiz desde las 15 hasta las 23 hrs., Celeste nos dejó las llaves de la Sede.
Lo que antes parecía una tela gigante que tal vez no alcanzaríamos a llenar, hoy nos quedó chica. Pareciera que la tela también fuera una metáfora de lo que ha sido nuestra experiencia en este lugar, repleto de detalles, anécdotas, relaciones humanas… que nos desbordan. Tuvimos que comprar más tela para hacer una pequeña extensión, para que así los trabajos que quedan por cocer tengan espacio.